Esto ocurría en el 2007. Ahora todo igual o peor. He quitado el nombre del periódico y de la persona que me insultaba. Decir, que este periódico me publicó los dos artículos después de escribir el presente. Espero os guste.
Estimados Sres. de la Redacción de “-----”:
Estimados Sres. de la Redacción de “-----”:
Deseo comunicarles mi más absoluto asombro y perplejidad ante
la comunicación que de su parte recibí en días pasados acerca del vocabulario y
expresiones empleadas en mi artículo “A LOS VOTANTES DEL PP”, con fecha de 10/07/07.
Textualmente, lo consideran ustedes “El
consejo de redacción de ----- ha considerado que algunas de las palabras que
usted escribe en su artículo, concretamente "caraduras" y
"buitres", no son apropiadas y pueden considerarse como insultos. Me
transmiten que ponga en su conocimiento que dichas palabras deberían ser
cambiadas para posibilitar la publicación del artículo.
Muchas gracias por su
colaboración y solicitamos se ponga en contacto lo antes posible con redacción,
ya que mañana miércoles la revista empezará a imprimirse.
Me
gustaría hacer un par de aclaraciones al respecto:
- En primer lugar, a nadie se le llamaba directamente
“buitre” en el citado artículo, ni se empleaba dicho vocablo de manera
ofensiva. Pueden ustedes comprobarlo; tal vez no fue leído con la tranquilidad,
objetividad y dedicación que, en mi modesta opinión, merecía y merece cualquier
artículo remitido a su redacción por parte de un ciudadano.
Además, no aparece
ningún nombre, cargo o persona citada –ni tan sólo de manera figurada, con
seudónimo o con claras referencias para poder deducir una identidad concreta-
en dicho artículo. Por tanto, ¿a qué, a quién o de qué manera y para qué
persona, colectivo o institución puede considerarse ofensiva dicha expresión?
Sencillamente, era un intento de comparar una actuación de carácter político con
la conducta habitual y característica de una especie animal.
- En segundo lugar, “caradura” es una expresión coloquial
cuya definición no creo necesario dar aquí pues les considero a ustedes
suficientemente formados, instruidos y doctos como para conocer su significado a
la perfección. En cualquier caso, no se considera un insulto o una ofensa de
gravedad relevante sino, como ya he mencionado con anterioridad, una expresión
de tipo coloquial para designar a alguien que se considera un “sinvergüenza,
descarado”. La definición es literal, proviene del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y
en ningún caso se hace constar en ella que se trate de un adjetivo vulgar o de un insulto
grosero, como sí aparece ante otros términos como “gilipollas” o “marica”,
disculpen ustedes que los haya citado textualmente.
- También quisiera hacerles notar que, en fechas recientes,
ha sido publicado un artículo en su medio de comunicación, firmado por el Sr. -------, en el cual se califica a una persona (o a sus ideas, ¿no es
acaso lo mismo?) como “fascista”. También se hace una valoración empleando la
expresión “rata de sacristía”. No obstante, en este caso ustedes no valoran
esas palabras como de mal gusto o como insultantes. ¿Qué ocurre, es acaso un
animal menos digno el buitre carroñero que la rata? ¿Acaso sienten ustedes predilección
por los roedores y desprecian las aves? ¿O es el hecho de que la rata habite en
una sacristía, lo que la hace cualitativamente diferente –y aceptable- a sus
ojos, frente al buitre? ¿De verdad no les parece un insulto y un agravio mayor
considerar a alguien “fascista” y no simplemente un “caradura”? Todo ello, sin
entrar a expresarles con detalle el desprecio y la falta de respeto con la que
se dirige a mi propia persona, considerándome “el Mingo de turno” o refiriéndose
a mí como “los Mingos”.
Como puede observarse, la referencia personal y
particular resulta clara y evidente. ¿Son de la opinión, en conciencia, de que
utilizan el mismo rasero, el mismo criterio, la misma vara de medir para unos y
para otros? A mi parecer, es evidente que no. Porque imagino que si consideraran
de la misma manera las diferentes expresiones anteriormente citadas, el
artículo del Sr. ----- no hubiera sido publicado o se hubiera visto
modificado en pos de la buena educación y el respeto que, según ustedes, faltan
en algunos pasajes de mi artículo.
- Señores redactores, con honestidad y sin acritud, créanme
que sólo les manifiesto mi punto de vista: esa manera de actuar, de “medir” y
de hacer y deshacer, era muy practicada en tiempos del antiguo Régimen, cuando en
este país se impuso una dictadura y un tal Francisco Franco decidía qué cosas
eran publicables, convenientes y decorosas y cuáles no. Era, y lo es
actualmente, conocida como CENSURA.
De todas maneras, y pese a lo
anteriormente manifestado, quisiera finalizar informándoles que, salvo que
tengan ustedes algo en contra, algunos –los Mingos de turno- pensamos seguir
ejerciendo nuestro derecho de expresión, siempre desde el respeto a los demás
pero sin olvidar nuestras convicciones y valoraciones referidas a aquellas personas,
actuaciones, circunstancias, hechos y decisiones sobre las cuales nos
manifestamos.
Espero ver publicado prontamente
el presente artículo, reciban un cordial saludo
D. Rafael Mingo Solís
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