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lunes, 7 de julio de 2025

DE “PUNTILLAS”: BREVE HISTORIA COMO DOCENTE DE EDUCACIÓN FÍSICA

R.Mingo  

Mi historia profesional  comenzó en el año 1969. Conocí a través de un compañero de promoción, más adelante cuñado mío, que en Castellón habían salido varias plazas para Profesores de Educación Física. Inmediatamente envié mi currículo al organismo pertinente. No tardaron mucho tiempo en informarme: Tiene usted que presentarse en tal sitio, a tal hora, del día…Se le ha concedido una plaza como Titular de Educación Física en el IES Francisco Ribalta de Castellón. Allí comencé como Profesional Docente, en Educación Física.

Desde el primer momento, me consideré un privilegiado, pues me concedieron lo que más amaba: iba a poder trabajar como Profesor de Educación Física. 

No recuerdo el día ni la hora, el lugar donde me presenté era un organismo del antiguo régimen. Allí me dijeron los papeles que tenía que presentar para completar mi expediente. También allí me dijeron dónde estaba el Instituto y el nombre del Director. Me presenté, me recibió con mucha amabilidad y me envió al Jefe de Estudios, éste, también muy amable. Me informó del funcionamiento del centro, me dio el horario y me presentó al Jefe de Departamento de Educación Física. Con él traté muy poco, hice mi propia vida y desarrollé la programación tal cual la llevaba en mi cabeza. 

Mi primer día con alumnos fue muy especial. Recuerdo que estaba nervioso, sentía profundamente la responsabilidad que había adquirido como profesor y al mismo tiempo, pensaba la cantidad de cosas que podía realizar por aquella juventud. Me presenté, les dije mi nombre y primer apellido y fui saludando uno por uno a los veintitrés alumnos, me quedé con esa cifra. Eran demasiados, pensaba yo, entonces era así.

Más o menos vine a decirles algo como: “Vengo con mucho entusiasmo, con fuerza, con ganas de que aprendáis muchas cosas de Educación Física, también de otras que os iré enseñando. Sois mis primeros alumnos, novato en el ejercicio de mi profesión, pero mi confianza es total, estoy seguro que puedo ganarme vuestra amistad y confianza”.

Durante mis estudios, junto a mis compañeros de carrera, practiqué muchos deportes y pruebas atléticas, casi todo era obligatorio y teníamos que entrenar “muy duro”. Mis pruebas favoritas en atletismo eran y siguen siendo: 1.500 m., 5.000 m. y 10.000 m. y también cros. Todos  los deportes me gustaban, solo uno me llamaba la atención: Voleibol. También descubrí por casualidad el deporte que me llenó por completo y practiqué y entrené muchas horas durante los cuatro años de estudios: La Rueda Alemana. Además practiqué: cama elástica, saltos en trampolín elástico, gimnasia deportiva, judo, natación… La Rueda Alemana “me conquistó” de tal manera, que todos los días entrenaba para lograr ser el mejor. Era muy difícil, pero no imposible, esta era mi actitud. Un día, a los cinco mejores nos dicen que vamos a competir en el programa del GRAN PREMIO de TVE. Así fue. Entrenamos los cinco, horas y horas. El día quince de mayo de 1967, fue el campeonato. Gané, dicho campeonato era el equivalente a ser Campeón de España en la Rueda Alemana. Les conté a todos los grupos la misma historia y lo de ser Campeón de España de la Rueda Alemana les sorprendió muy gratamente. Por los pasillos del instituto se lo decían unos a otros: mira, ese es 

mi profesor, es un Campeón de España de la Rueda Alemana. Fue un acierto haberles dado esta noticia. Para llegar  a ser campeón, de lo que sea, hay que trabajar muy duro y muchas horas, les añadí. Os haré trabajar mucho, no para que seáis campeones, me importa más vuestra salud y el amor hacia la Educación Física, si estas condiciones se dan, podemos intentar llegar a la competición, si alguno de vosotros lo desea. 

Establecí con el alumnado reglas de comportamiento entre ellos y hacia el profesor basadas en: respeto, educación, disciplina, esfuerzo y el compromiso firme de luchar para llevar a cabo el logro de todos estos valores, de vuestro cumplimiento, depende un porcentaje importante de  la nota final.

Este primer año me fue muy bien, se cumplieron los objetivos, uno de ellos, muy relevante para mí: la Educación Física se transformó en una de las asignaturas importantes del currículo educativo del centro. Tanto el profesorado como el alumnado aceptaron convencidos, que: la asignatura se llamaba Educación Física y no la “gimnasia”. Por fin y allí  se la dio la importancia que merecía.

Tuve un alumnado respetuoso, trabajador, educado, me adapté muy bien a ellos, fue reciproco. Hubo pocos suspensos para septiembre, entonces existían los exámenes en dicho mes. 

Finalizado este primer curso de mi vida profesional, cambié de centro por decisión propia, más tarde lo consideré, un grave error por mi parte. Me fui a Burriana, a los Salesianos. Aquello  fue tremendo, no por parte del alumnado, sí, por los directivos y alguno de los profesores, incompetentes, he de decirlo, en sus materias y en solidaridad.

Llegué a dicho centro con el mismo ánimo y actitud, también con las mismas ganas de trabajar, en beneficio de la salud del alumnado y de la propia Educación Física. No me lo pusieron fácil los frailes. 

A mi llegada me enteré, por el alumnado, que el profesor anterior en Educación Física no había trabajado en ningún aspecto la asignatura. Los alumnos me decían que el  profesor les daba un balón de fútbol y a jugar toda la hora. No tenía programación académica, con lo cual no existían objetivos. Nunca pidió material deportivo para el desarrollo pedagógico de la asignatura y, por todo esto, la Educación Física, en este centro formaba parte de las asignaturas denominadas “maría”: lo peor de lo peor, la gimnasia. Por supuesto, dejó de ser “maría”.  

Luché frontalmente para revertir la situación. Presenté la programación para los cursos quinto y sexto de Bachillerato, eran los cursos que me correspondían.

A la dirección del centro, presentada la programación, les exigí la compra de material deportivo imprescindible para cumplir con dicha programación. Se negaron una y otra vez, pero, logré recibos de los alumnos, donde figuraba un cobro a cada alumno, por material deportivo. Me presenté en Dirección con los recibos y les pregunté si era verdad lo que yo observaba en ellos, el apartado para material deportivo por valor de diez pesetas de la época a cada alumno. Sí es correcto.

Les entregué una lista con las necesidades más importantes. Les transmití que si no cumplían con mi petición, presentaría una demanda formal ante Magistratura de Trabajo. En un par de semanas me llamaron para decirme que, “tal día con la furgoneta del centro, le llevarán a Valencia a comprar todo lo que necesite de material para impartir sus clases”. Así se hizo. El alumnado comenzó a tener unas clases de Educación Física dignas. Creyeron en mí y me respetaban profundamente. Me  querían muchísimo.

En Sexto de Bachillerato suspendí a unos pocos alumnos, merecidamente, eso sí. Esto, a los frailes tampoco les gustó. Era una “faena muy gorda”, pues los suspendidos en junio, no podían optar a entrar en la Universidad hasta septiembre. Los responsables eran los propios alumnos suspendidos. Ninguno de ellos me reclamó la nota, sabían que yo había procedido con justicia.

Todos los días tenía algún problema con los frailes o con algún profesor. En este clima de desasosiego y de incomprensión e injusticia, pasé este curso 1970-71. No deseo seguir describiendo el día a día en este centro. Destacar el respeto inmenso del alumnado hacía mí.

Vacaciones y a casa. Recibí una carta de la Dirección del centro en la que se me decía: PRESCINDIMOS DE SUS SERVICIOS, sin explicación de ninguna clase. Llevé el asunto a Magistratura de Trabajo y me dieron la razón. Por despido improcedente me tuvieron que pagar tres mensualidades. Pude sobrevivir. 

Comencé a enviar mi currículo a centros de Castellón y Valencia. Tras tres meses de paro improcedente, me llegó una carta en la que me decía que en tal fecha y hora me presentara en La Universidad Laboral de Cheste (Valencia), se me había concedido una plaza de titular en dicha universidad. Era noviembre de 1971.  

Me presenté en la Universidad Laboral de Cheste. Entrar en aquel recinto me enmudeció. Era un pueblo, una ciudad, esta fue mi primera impresión. Fui a las oficinas a entregar la documentación, me dieron la bienvenida, me indicaron donde se encontraba el Departamento de Educación Física. Allí conocí a mis compañeros. Éramos catorce profesores y llegamos a ser  dieciséis. Me presentaron al Jefe del Departamento, Gonzalo, pude comprobar con el paso de los días que era una persona muy preparada para llevar a cabo dicha jefatura.

Él mismo nos dio un paseo por el centro a los profesores recién llegados. Fue impresionante todo lo que vimos. Personalmente me quedé anonadado, todo era increíble para mí. Dos gimnasios, dos piscinas de cincuenta metros, pistas polideportivas por todas partes, pista de atletismo, eso sí, de ceniza, material deportivo suficiente, etc. etc. Me di cuenta que había llegado a un centro educativo muy, muy importante. 

                                                                                 Gimnasio exterior e interior

En mis primeros años el alumnado estaba distribuido en internado y externado. Los alumnos internos estaban distribuidos en veinticuatro colegios. Los alumnos externos venían de muchos pueblos de Valencia en autobús. Al centro llegaban setenta y cuatro autobuses todos los días con este alumnado. Entre los internos y externos, llegamos a sumar más de seis mil alumnos, es decir, mi pueblo, Villaconejos, cabía perfectamente allí y aún, podría duplicarse. El número de alumnos se fijó en cinco mil doscientos.

Los internos, durante mis primeros años en el centro, eran varones, venían de todas las partes de España. Sorprendía, me sorprendía el estilo de vida de estos jóvenes, todos convivían en un ambiente donde se promovía: la socialización, la amistad, la autoestima y la responsabilidad individual. Vivir aquel ambiente me hizo ser mucho más humano, entendí, que estos chicos merecían toda mi atención, toda mi entrega, todo mi saber, todo mi amor. Venían de muy lejos, estaban fuera de sus familias y su comportamiento era ejemplar. Nunca más he vivido algo igual durante mi ejercicio como docente. Fue maravilloso. También yo, fui interno en un colegio, en el cual   cumplía los nueve años. Me ponía en su lugar y me decía: solo necesitáis mucho amor, comprensión, cariño…

Ningún centro docente en España superaba a La Universidad Laboral de Cheste. Desde sus comienzos fue un centro innovador en cuanto a metodologías de enseñanza-aprendizaje, rompiendo con los modelos tradicionales de la época. Aprendí y disfruté muchísimo, también creo, que hice feliz, muy feliz a muchos de mis alumnos, ellos a mí, también.

Los políticos a veces cometen errores muy transcendentales, derogar las Universidades Laborales, fue uno de ellos. La forma de hacerlo, fue aún peor. No voy a explicar todo el proceso, daría para una enciclopedia, decir que, a mí y a mis compañeros de Departamento, nos dejaron sin pagas extraordinarias, nos rebajaron nuestro título de Profesor de Educación Física y muchas, muchas injusticias más. Tuve que estudiar cinco asignaturas, que en mis estudios durante la carrera no se contemplaban. Me preparé y me examiné en la Universidad Complutense de Madrid. Esto, después de veinte años como docente. Aprobé las cinco asignaturas y me dieron el Certificado con la Licenciatura. Volvía a poder dar clases con normalidad. Era inaudito, increíble, injusto, fuera de toda lógica. 

Lo dejo aquí, deseo centrarme en lo más importante, en lo transcendental, en mis sueños como docente en la Universidad Laboral de Cheste lugar, como he dicho en algún espacio de este escrito, donde disfruté, aprendí, trabajé todos los días, incluidos domingos y fiestas, amé mi profesión y a mis alumnos/as, me entregué en cuerpo y alma para que mis sueños se cumplieran. Así fue.  

Fui uno de los catorce pioneros que trabajó sin descanso para lograr que la Universidad Laboral de Cheste fuera un referente deportivo, no solo a nivel valenciano, también, a nivel nacional. Lo conseguimos en todos los sentidos y en todas las especialidades deportivas y atléticas.

Éramos unos privilegiados, contábamos con unas instalaciones envidiables para aquella época y con cinco mil alumnos, todos ellos, sin excepción, queriendo formar parte de un equipo deportivo, para representar a su centro, La Universidad Laboral de Cheste.
Les enseñábamos a trabajar desde la disciplina, concentración, sacrificio y humildad, mucha humildad, valores que sin duda, les podían servir en cualquier momento de su vida, independientemente de la actividad que realizaran. Les subrayábamos que no era mejor aquel con mejores cualidades físicas, sino aquel que se comprometía de verdad con el deporte elegido o actividad atlética y con el grupo. 

Era una exigencia nuestra que el alumno/a que decidía formar parte de alguna disciplina deportiva, fuera también un buen estudiante. Los alumnos/as con suspensos, estaban excluidos de la competición. Con esta medida, logramos que el alumnado en general, mejorara su capacidad de estudio y mejorara su rendimiento intelectual.Reconozco que fui un apasionado de mi trabajo, como profesor y entrenador. Tuve con mis alumnos en general, y con los atletas en particular, una relación envidiable de confianza mutua, algo que fue fundamental en la conquista de mis objetivos: enseñarles y ayudarles a que tuvieran interés por lo que hacían, en definitiva, cómo llegar a ser campeón o campeona a través del esfuerzo, a través del amor hacia lo que habían elegido.

Tuvimos, soy parte de esa historia, todo el material humano necesario, para lograr cientos de trofeos deportivos para La Universidad Laboral de Cheste. Fuimos campeones de España en todas las modalidades deportivas y en casi todas las atléticas, año tras años. Éramos la “envidia” para todos los equipos que representaban a sus colegios. Cuando nos veían aparecer para competir, decían, ¡¡¡ya están aquí los butanitos!!!. Nos llamaban así cariñosamente, nuestro chándal tenía el color de la botella de butano. 

Con absoluta sinceridad, pienso que el grupo de profesores del Departamento de Educación Física, fuimos capaces de transmitir el gusto por la Educación Física, como herramienta saludable a través  del ejercicio, a través del deporte  y por el disfrute de compartir el juego y el ejercicio físico con los demás.  

Me voy al final. He dejado muchas cosas por contar, muchas, muchas. Lo hago por no faltar el respeto a nadie, por hacer lo que creo que sé hacer y hago, tratar con educación y respeto a todas las personas, algo, que no hicieron conmigo y mis compañeros.

Preparé oposiciones, las aprobé y tuve que pedir plaza. Pedí una ciudad que tuviera mar y lo más lejana de Cheste. Allí se quedó la mitad de mi vida, mis amigos, grandes y buenos amigos, mis esfuerzos, mi amor por lo que hacía. Todo en un suspiro se marchó al baúl de los recuerdos. No había tiempo para profundizar en la gran INJUSTICIA que a mí y a mi familia, se nos hizo. Nunca el odio y la venganza, formaron parte de mi vida. Me fui a mi nuevo destino con las mismas herramientas que había utilizado durante todo mi período 
como docente. Mi nuevo destino fue Vinaròs, en nada se parecía a lo que dejaba en Cheste. Comprendí, inmediatamente, que venía del “cielo” y llegaba al “infierno”. Tras el primer “vistazo”, me hice la siguiente pregunta, ¿qué hago yo aquí? Mi voluntad, mi espíritu de sacrificio y mis deseos de superar la situación, me dieron la respuesta. Mi mujer, Amparo, siempre estuvo a mi lado y fue mi apoyo inquebrantable. No solo en esta situación, desde que la conocí. Soy muy fuerte mentalmente…Pero sin ella, a pesar de mi fortaleza, creo, y lo creo con sinceridad, no sé si hubiera superado la dura etapa que  tenía frente a mí y los míos. 

Me centraré casi exclusivamente en mi función como docente y en los logros conseguidos durante esta dura etapa. Lo fue en el plano familiar, en el ambiente social y por supuesto en el laboral, éste último, será el objetivo  para tratar mi estancia, durante los tres primeros años y los siguientes, después de seis años en Colombia.  La familia es algo que considero muy íntimo y personal y por lo tanto, es posible que de soslayo cite algo sobre la misma. 

Educar es depositar en cada ser humano toda la obra humana que le ha  antecedido, es hacer a cada ser humano resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él y no dejarlo debajo de él, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al ser humano para la vida. Es el pensamiento de José Martí (Político y escritor cubano). Lo comparto y he de decir modestamente, que yo mismo podría haberlo escrito pues en estas líneas queda reflejada mi actuación como profesional de la enseñanza.

Durante mis tres primeros cursos y sucesivos, a la vuelta de Colombia en 1996, mis esfuerzos estuvieron dirigidos en múltiples direcciones, todas ellas, con una única intención o principio: Mejorar la calidad de vida de los docentes: alumnos y profesores y, no menos importante, mejorar la instalaciones deportivas existentes y luchar por las que no existían, que eran la inmensa mayoría.

Para lograrlo:

    Erradicar el uso del tabaco de los espacios comunes. 

   “Cambiar” el nombre de la asignatura: “Gimnasia” por Educación Física. 

  Programación coherente y realista a los tiempos,    teniendo en cuenta: instalaciones, material deportivo,         etc.

    Implanté  exámenes escritos.

    Implanté los test para comprobar la condición física  del  alumnado. 

    Adquisición de material deportivo.

    Implanté libro de texto para la materia.

    Inicié, junto al Dir. del centro en aquellos tiempos D. Santiago Campo, los tramites con la Inspección para la construcción del nuevo pabellón polideportivo. Realicé varios viajes a Castellón con D. Rafael Sabater, entonces Jefe de Estudios y que desgraciadamente falleció muy joven.

    Organicé los recreos a través de competiciones internas para alumnos y alumnas en equipos mixtos, para así integrar e incorporar a la mujer al deporte y lograr un recreo más saludable.

    Se mejoraron las instalaciones deportivas existentes.

  Establecí exámenes teóricos por grupos con mis alumnos.

    Se creó una sala para fumadores.

    Luché por eliminar la suciedad existente en el centro provocada por el inadecuado comportamiento de la mayoría de los alumnos. Con mis propias fotos realicé una exposición, la cual fue visitada por el alumnado acompañado de sus profesores. Creo con sinceridad que fue muy pedagógico.

    Presenté varios trabajos en el Día Mundial sin Tabaco. El Centro recibió tres primeros Premios.

    Realicé una investigación profunda de los hábitos de consumo de drogas por el alumnado. El trabajo lo presenté al Concurso que por aquellos años el Ministerio de Educación y Ciencia organizaba a nivel NACIONAL sobre Innovación Educativa. Presenté mi trabajo obteniendo a título personal el Tercer Premio Nacional de Innovación Educativa 2003. (0 Drogas = Salud Plena).

    Confeccioné los baremos de calificación de la Condición Física para todos los cursos con la ayuda de Víctor, Profesor de Matemáticas. Realizó un programa extraordinario.

Cuando me hice a mí mismo la pregunta, ¿qué hago yo aquí? Tenía la respuesta en mi interior. Transformar un negro presente en un futuro 
mejorado. Así fue. El IES “Leopoldo Querol”, dejó de estar a la cola en Educación Física.

A pesar de lo “conquistado”, nada, nada fue igual, ni de lejos, con mi trabajo en la Universidad Laboral de Cheste, eso sí, mi objetivo y mi interés en ayudar al alumnado en todos los aspectos de la Educación Física, como son: La Condición Física, hábitos saludables, nutrición, entrenamiento…siempre, siempre estuvieron vivos en mí. Siguen vivos en mí, esto me hace soportar el día a día.  

El futuro me tenía reservada otra experiencia: Un largo viaje. Me voy a Colombia, allí estoy seis largos años en El Centro Cultural y Educativo Español Reyes Católicos, un colegio internacional. Mi primer contacto fue desolador. Un colegio internacional sin material deportivo, sin programación, un gimnasio sucio y desastrado, de nuevo a luchar para dar nombre a la asignatura, etc. etc. Mi lucha para solucionar estos problemas, fue extremadamente “dura”, muy exigente. Enfrentamientos con el Sr. Director y otros miembros de la dirección. Me dieron la razón y en unos meses todo cambió para bien. Un profesor del Departamento de Educación Física (Colombiano), me dijo ¿tú vienes a trabajar aquí? Mi contestación fue categórica: por supuesto, vengo a trabajar aquí, es lo único que se hacer, pronto te vas a enterar. Me contestó, ningún profesor viene a trabajar aquí, vienen a pasárselo muy bien. No es mi caso, te repito, te vas a enterar muy pronto. Así fue.

Según el Ministro de Educación Sr. Rubalcaba, después de recibir información de la Dirección del Centro y recibirme personalmente,  mi trabajo estaba siendo excepcional, un buen trabajo. Sus palabras literalmente decían: “Señor Mingo, quiero felicitarle por el buen trabajo que está realizando en Educación Física y su contribución en la mejora del Centro en las competiciones internacionales UNCOLI. Le ruego siga con ese ánimo, trabajando como lo está haciendo. Nos 
dimos un apretón de manos. Hasta siempre Sr. Ministro, gracias.

Me centro en lo mejor que me ocurrió aquí, solo por esto, valió la pena haber estado seis años en Colombia. Fue una sorpresa increíble. Nunca pensé que pudiera entrenar a un equipo de fútbol y menos que éste fuera femenino, como pasó en el Reyes Católicos, Colombia. No tenía y sigo sin tener idea, sobre cómo entrenar un equipo de fútbol.

Esta es la historia: Alumnas de 3º de BUP se presentaron a mí, con la intención de que las entrenara para jugar al fútbol, querían competir en UNCOLI, Unión de Colegios Internacionales. En el centro nunca había habido fútbol femenino, masculino si, y equipos muy buenos entrenados por un entrenador, bueno, precisamente, el profesor que me dijo si yo venía a trabajar aquí. Les dije que fueran a él y le hicieran la propuesta que me estáis haciendo a mí.  Venimos de hacerle la propuesta a él, nos ha dicho “que no porque las mujeres nunca vais a jugar al fútbol”. Escuchar aquellas palabras indignantes, me dio fuerza para decirles SÍ, YO OS ENTRENO. Mañana nos reunimos y hablamos. Así lo hicimos y todas conmigo firmamos un pacto donde nos comprometíamos a trabajar con disciplina, entrega, voluntad, sacrificio y…

Cumplieron al pie de la letra el pacto firmado disfrutamos, creo, yo más que todas ellas. Me enseñaron a jugar al fútbol. Fueron espectaculares.

La noticia de la medalla de bronce por las chicas del equipo de fútbol del Reyes Católicos, fue una “bomba” de alegría. Era la primera vez, que el colegio competía en fútbol femenino, con un entrenador que no tenía ni idea de este deporte, solo puse corazón y amor, se lo merecían. Gracias chicas. Siempre en mis recuerdos. 

El resumen de mi estancia en  El Centro Cultural y Educativo Español Reyes Católicos. Fue una lucha constante contra el tabaco y favor de la salud. Como Jefe de Departamento, tuve que dictar normas muy duras para el profesorado del Departamento y los entrenadores que contratábamos para los diferentes deportes. 
La metodología utilizada, referente al deporte, fue todo un éxito. Todos los deportes eran mixtos, pensado en la incorporación de la mujer al deporte y que nunca fueran excluidas.

El recreo lo organicé con competiciones internas por clases. De estas competiciones seleccionaba a los alumnos/as para la UNCOLI.
Terminé allí, en Colombia, en el curso 1995-1996. Vuelvo a España, al IES José Vilaplana de Vinaròs.
En este centro, fue un curso para olvidar. Los problemas con la Dirección del centro y sobretodo, con El Jefe de Estudios, fue tremendo. 

El Jefe de Estudios era persona mal educada, irrespetuosa, intolerable, maEl recreo lo organicé con competiciones internas por clases. De estas competiciones seleccionaba a los alumnos/as para la UNCOLI.Terminé allí, en Colombia, en el curso 1995-1996. Vuelvo a España, al IES José Vilaplana de Vinaròs.En este centro, fue un curso para olvidar. Los problemas con la Dirección del centro y sobretodo, con El Jefe de Estudios, fue tremendo.El Jefe de Estudios era persona mal educada, irrespetuosa, intolerable, chista. Yo me preguntaba, cómo una persona con estas “cualidades” tan negativas, podía realizar dicha función. Todos los días, todos, tenía alguna discusión con él.

Importante, muy importante el primer encontronazo con él: le pregunto, ¿Quién es o va a ser el Jefe/a del Departamento de Educación Física? Por supuesto mi amiga, tal. Ud. habla en serio, le contesto. Por supuesto. Yo también le voy a hablar en serio. Me voy de su despacho y antes le digo: voy a ponerme en comunicación con el Sr. Inspector y le comunico su decisión al respecto. Así lo hice. Él al salir de su despacho me llamó fanfarrón y chulo. Le dije, que yo no era ni lo uno ni lo otro, lo comprobaría muy pronto.

Al día siguiente, me llamó a su despacho y me dijo: “desde hoy eres el nuevo Jefe del Departamento de Educación Física”. Le contesté que desde hoy no, desde el uno de septiembre. Por supuesto, me contestó. Espero sus disculpas por los insultos que me ha dedicado. Sé que no lo va a hacer, mostrándome, de verdad, quién es el chulo si Ud. o yo, lo de fanfarrón ha quedado claro que yo no soy fanfarrón, hice lo que le dije, eso no es fanfarronada. 

Voy a resumir. En este IES, la lucha cotidiana era muy similar a todos los centros donde había estado, añadiendo el enfrentamiento personal con este personaje que ejercía de Jefe de Estudios de manera intolerable. La Educación Física, se transformó en asignatura importante en el currículo docente del IES José Vilaplana.

Al curso siguiente, un día, inesperadamente, me llamó el Inspector de Zona y me dijo: “Mingo, ¿quieres irte al IES Leopoldo Querol? “Claro, pues vete ahora mismo, todo está arreglado”. Al inspector le había dicho, que yo iba a presentar una demanda judicial contra el Jefe de Estudios del centro. Arreglaron la situación antes de que yo presentara la demanda.

Me fui al IES Leopoldo Querol, donde estuve hasta mi jubilación. Allí estaba D. Lluís Adell, buen profesor y compañero que me había sustituido cuando yo me fui a Colombia. 

IES Leopoldo Querol, en mi segunda fase, fue maravilloso. Me encontré el Pabellón Polideportivo construido, algo que me habían prometido. El resto es una copia de mi trabajo en todos los centros donde he ejercido esta maravillosa asignatura de Educación Física. 

Por el año ochenta y sucesivos, hasta mi traslado a Vinaròs el año 1987, fueron muchos los exalumnos y amigos de estos, que me pidieron les entrenara para realizar las pruebas físicas de acceso a los INEF o al IVEF (Instituto Valenciano Educación Física), más tarde cambió su nombre por Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Me sorprendió gratamente que tomaran esta decisión, nada menos, querían ser profesores de Educación Física, como yo, ellos me decían: “como tú, Mingo”. Era para mí un gran privilegio enseñarles el camino y ayudarles a llegar a la meta. A todos/as que me lo pidieron, les dije que sí. Como hacía siempre en mi trabajo, me reuní con todos ellos/as; reconozco estaba un poco asustado, eran muchos/as. Les pedí máxima entrega y seriedad.

Decir que, casi la totalidad, “solo casi”, entraron en algún INEF y en el antiguo IVEF. Pocos se quedaron por el camino, de esos pocos, una alumna muy especial, se quedó sin poder entrar. Un poco más adelante lo cuento. Los alumnos que lo consiguieron están repartidos por la geografía española, dando sus clases.

También exalumnos/as que no entrenaron conmigo para tal fin, me los encuentro en muchos colegios a los que voy a dar una Jornada de Deporte Adaptado Concienciación y Barreras. Cuando entro por la puerta, vienen y me dicen: “tú fuiste mi Profesor de Educación Física y ahora gracias a ti, yo estoy aquí de Profesor de Educación Física”.   Siento una enorme alegría y satisfacción por ello.

Ahora sí, dedico  unas palabras a una alumna muy, muy especial que no logró entrar al IVEF a pesar de ser una de las mejores de las que se examinaban, tenía unas marcas fabulosas, aunque había un pero en ella. No sabía nadar. No pude hacer mucho en este sentido. Hablé con sus padres e intenté que dejara los entrenamientos…su hija no tiene posibilidades, no sabe nadar, es imprescindible, es la primera prueba, quien no supera esta prueba, queda excluido/a.

Sus padres se “empeñaron” y dijeron…que lo intente. Así fue. No había tiempo para enseñarla a nadar y superar la prueba.

Lo intentó y realizó un gran trabajo, un gran sacrificio. En todas las pruebas, estaba entre las cuatro mejores de las que se examinaban, hubiese entrado al IVEF con toda seguridad.

Gracias Teresa, por ser como eres, por tu amistad, por creer en mí, por esa voluntad enorme, por tu sacrificio…fuiste y eres, una persona maravillosa. Sabes muy bien que esa espinita la tengo clavada en mi interior. Lo consideré, y lo sigo considerando, una TREMENDA INJUSTICIA. Hubieras sido una gran PROFESIONAL. La vida tiene a veces estas montañas que no te dejan seguir el camino por donde quieres. Un abrazo muy, muy fuerte.

El encuentro con las personas que ahora son profesores de la Educación Física, me lleva a expresa esta conclusión ¡ALGO TUVE QUE HACER BIEN!  

martes, 4 de febrero de 2025

VILLACONEJOS, MI PUEBLO. MEZCLA DE SENTIMIENTOS: PASADO Y PRESENTE

Rafael Mingo Solís

Mis padres, qué voy a decir de mis padres. Ellos fueron el origen de mi vida. Sacrificaron todo por cada uno de sus hijos: diez. Fueron un ejemplo absoluto a los que imitar. Buscaron nuestra felicidad dándonos estudios y toda clase de valores: esfuerzo, voluntad, sacrificio, respeto, educación, valentía, etc. etc. Valores que sigo al pie de la letra a mis casi ochenta años. Mi madre era una santa, debería estar en los altares. Nos cuidaba día y noche. Vivíamos en un “caserón” insalubre, frío, con goteras, destartalado, sin agua corriente y sin luz eléctrica durante unos años. A pesar de todo ello, nuestra madre, mi madre, todas las noches, varias veces, iba a “inspeccionar” si dormíamos, si estábamos bien tapados, nos daba el medicamento en caso de estar con tratamiento. Con el tiempo he comprendido que mi madre fue una madre entregada a sus hijos sin límites, realizando sacrificios increíbles. Mamá, fuiste la mejor madre que Dios me “regaló”.   

Mi padre era médico y  como ya he dicho anteriormente lo que nos transmitieron nuestros padres, procuraré hacer hincapié en el aspecto profesional y humano sobre él.

Además de todo lo dicho, quiero resaltar que mi padre, nuestro padre, trabajaba las veinticuatro horas del día. Los enfermos le llamaban a cualquier hora, fuera de día, de tarde, de noche, de madrugada, él acudía a visitar al enfermo/a; esto fue lo normal a lo largo de treinta y ocho años. Sin vacaciones, sin fiestas ni domingos.

Salvó a muchas personas con su gran HUMANIDAD,  como una de sus grandes virtudes, su gran conocimiento de la medicina, un cerebro maravilloso y unas manos prodigiosas. Sus herramientas de trabajo, además de lo dicho eran: un aparato para tomar la tensión, un fonendoscopio y un termómetro, el resto, todo inteligencia y sabiduría.

En las madrugadas, cuando tenía que asistir a algún enfermo o traer al mundo una nueva vida, pasaba por el “churrero” y nos traía porras. Lo celebrábamos con regocijo. 

Un día llegó alterado a casa, tenía que irse deprisa y urgentemente a Madrid, 54 km. En una caja de zapatos había colocado a una niña recién nacida, 600 gr. de peso. Entre algodones se la llevó en su coche a Madrid, llegó a un hospital y le dijeron que allí no podían hacer nada. Inmediatamente se marchó en busca de otro hospital, en el segundo hubo suerte y atendieron a la niña. La niña, después de un largo tiempo, dejó el hospital. Hoy la “niña”, es una gran  mujer. Gracias papá, obraste un milagro con tu actitud y sabiduría. Movido por la firmeza de tus principios,añadiría.

Villaconejos, es mi punto de vista, no se portó de la forma más adecuada con él. Se le hizo un homenaje en el año 2013.En la actualidad el Centro Médico, lleva su nombre, producto de una gran “lucha” por mi parte y del Partido de IU-los Verdes, en aquel momento, que presentó en el año 2012 una propuesta solicitando que el Centro Médico de Villaconejos se cambiara de nombre y comenzará a llamarse…La propuesta salió adelante con los votos del PP, IU-los Verdes y ALINVI. Nunca me olvidaré de Javier Benavente Ruiz, el responsable de IU en aquellos tiempos, él fue el origen de que se llegase a realizar el homenaje merecido a mi padre.

Mi padre fue médico, maestro, conferenciante, dio cursos prematrimoniales, primeros auxilios, etc. Siempre implicado en el bien común de la población, hasta que se fue a Aranjuez, ya muy cansado y enfermo. Allí encontró una casa con luz y agua corriente y aunque parezca mentira, pero es una gran verdad, echaba de menos los madrugones y los días sin descanso, entre otras muchas cosas. Villaconejos lo llevó en el corazón hasta su último día aquí en la tierra. Papá, fuiste el mejor médico que ha tenido Villaconejos y el mejor padre que hemos tenido tus hijos.

Unas líneas para una persona muy singular, muy especial y muy, muy empática: Juan Antonio Rodríguez Galindo, farmacéutico de Villaconejos conocido como “el Botica”. Fue para mí y mi familia como otro padre, pero ante todo, fue una persona muy humana, generosa, humilde y que entregaba parte de su vida a los pobres y necesitados. Cuando alguna persona no podía pagarse las  medicinas, “el Botica” se las regalaba… Si las medicinas eran muy caras, las pedía como muestras y las donaba a la gente pobre. Así era “el Botica”. El día de su cumpleaños, 08 de agosto, invitaba a todo el pueblo a tomar pastas y bollos que encargaba hacer a personas que trabajaban en panadería, también invitaba a tomar bebidas como limonada y otras. Por allí, por la farmacia, pasaban ciento de personas para felicitar al “Botica” y tomar lo que quisieran.

Juan “el Botica”, el día de Reyes tenía regalos y dinero para los más pobres, él a todos los que pasaban por la farmacia ese día tan especial para los niños, tenían su regalo o  su dinerito. Así, repito, era “el Botica”. Villaconejos nunca se lo reconoció. Juan, mereciste mucho más. Gracias por haber sido como fuiste, gracias por el amor que repartiste entre los más necesitados, gracias por todo. Un fuerte abrazo.

Yo nací a mediados del siglo XX, dentro de unos meses cumpliré los ochenta. A pesar de los años y mi ausencia, larga ausencia de mi querida tierra, de mi querido pueblo, Villaconejos, sigue en mi memoria y en mi corazón. Siempre y por muchas razones, he tenido y tengo a Villaconejos en lo más profundo de mis sentimientos.

Mis amigos de infancia fueron todos conejeros, como yo. Tuve muy buenos amigos, especiales amigos con los que compartí juegos, aventuras, colecciones de cromos, paseos, travesuras y muchas cosas más. Recuerdo a Jesús de Blás, con él, lo compartía todo, incluido la o chicas que en nuestros años nos atraían. No, nunca tuvimos problemas, todo era natural para los dos. Jesús, allá, donde quiera que estés, te mando un fuerte abrazo. La vida nos separó cuando salí de Villaconejos para realizar estudios. Volvía por el pueblo de vez en cuando, a veces nos encontrábamos,  él comenzaba a trabajar en la panadería de sus padres con su hermano Pepe, otra gran persona. Sin quererlo, sin ningún motivo, la amistad se fue al limbo. Yo siempre te recuerdo, siempre. Desgraciadamente no puedo preguntarte si tú me recuerdas, seguro que sí, te marchaste de este mundo muy joven, de nuevo, un abrazo.

Jesús (Hubo 4 que se llamaban así), Carlos, Pedro, Agustín, Nicolás, Anselmo, Luis, Ángel, Daniel…Seguramente que la “pandilla” era más numerosa, no recuerdo a otros amigos, estos que he nombrado son los que corríamos juntos por todas las calles del pueblo, también por las eras y las carreteras, eso sí, con mucho riesgo. A veces, jugábamos juntos  con nuestras amigas: Paquí, Chelo, Marisa, Paloma, Gloria… Junto a ellos y ellas pasé una infancia  fantástica, amigos y amigas para toda la vida. Los chicos jugábamos  a las canicas, las chapas, al aro, guerras de espadas, partidos de fútbol, al burro, policías y ladrones; con ellas al escondite, la queda, el pañuelo. No había televisores en casa, móviles, ordenadores ni falta que nos hacía. Éramos muy felices corriendo, saltando, contando historietas… nos sentíamos muy libres pues, sin coches, sin motos por las calles, el pueblo era para nosotros.

Así fue mi infancia, muy resumida pero muy sincera. Todo se volvió al revés. Mis padres nos llevaron a un colegio como internos, es decir, el colegio era nuestra casa. No tenía a mis amigos y amigas cerca de mí. En dicho colegio cumplía yo los nueve años. Era un colegio solo para chicos, los profesores, todos, eran eso, profesores, no había profesoras. Fue para mí el final de la infancia y el comienzo de la adolescencia, creo, que ésta me adelantó para hacerme un niño rebelde, indisciplinado y un mal estudiante.

Mi vida transcurrió fuera de Villaconejos, donde volvía en vacaciones navideñas, Semana Santa y verano. Aprovechaba dichas vacaciones para reencontrarme con los amigos y amigas de toda mi infancia. Al mismo tiempo comenzaba a ser otra persona, más inestable, más rebelde, más inquieta. Con doce años, más o menos, comencé a ir al Gimnasio General Moscardó de Madrid, allí encontré a un Campeón de España de Gimnasia Deportiva, D. José  Novillo, me enseñó muchas cosas y sobre todo en él, encontré lo que me hacía falta, HUMANIDAD. Tuve la suerte de volver a encontrarme con él en un colegio al que me llevaron  mis padres, en Madrid, obvio el nombre del colegio, destacar que él era el Profesor de Educación física. Aprendía mucho con él. Fue el que me enseñó el camino a seguir en mi vida, “tú Rafael, puedes ser un buen profesor de Educación Física”. Se lo agradecí y se lo sigo agradeciendo. Hice todo lo posible por volver a encontrarme con él, una vez finalizado mis estudios de Educación Física y otros, no lo conseguí. El tiempo nos había separado para siempre, mi corazón, siempre late más rápido cuando le recuerdo. Él fue mi timón y nunca, nunca olvidaré su gran HUMANIDAD. Gracias José Novillo.

Comienzo un nuevo “capitulo” dedicado a los “héroes” del melón de Villaconejos. Me voy a basar, no en las muchas lecturas que he visitado por Internet, lo hago tomando apuntes de una entrevista que realizaron el 19/06/2020 a Antonio Agudo Contreras: El trashumante del melón.

 “A sus 60 (copio y pego) años, ha pasado la mitad como trashumante del melón. Sus padres y 700 de las 1.000 familias que había en el pueblo emigraban durante medio año a otras tierras”.

“Una costumbre arraigada en el pueblo, que ya hacían mis abuelos. Salíamos el 20 de marzo y volvíamos el 12 de octubre para sembrar y cosechar melones en las fincas arrendadas en cualquier parte de Castilla La Mancha, Extremadura e incluso Andalucía”.

 ¿Qué se hacía durante el invierno?

 “Básicamente nada. Si todo había ido bien, teníamos dinero y la única preocupación era buscar nuevas tierras para la próxima cosecha”.

 Bajo mi punto de vista, Antonio y los cientos de meloneros trashumantes que pasaban seis meses fuera de su tierra, son los verdaderos “héroes” que consiguieron con su esfuerzo, sacrificio, entrega, conocimiento de todo lo que rodeaba la siembra del melón y todo su proceso hasta llegar al mercado, gracias a ellos, repito, Villaconejos se hizo famoso internacionalmente y el pueblo fue creciendo en habitantes y en riqueza. Ellos son un gran ejemplo de amor a su gente, de amor a su cultivo y de amor en todos los sentidos. Los meloneros, los que se quedaban y los que siguen sembrando el melón en la comarca de Las Vegas, donde se crían los melones autóctonos  fundamentalmente, son también gente que merece el premio a su sabiduría dedicada a este rico producto y logrando que, al igual que los trashumantes, el pueblo sea cada vez más internacional y el melón, una fruta cada día más exquisita y saludable.  

Mi pueblo, Villaconejos, tiene el Museo del Melón, que fue fundado en el año 2003 por iniciativa de Fernando Agudo y al empeño de los vecinos. Este museo es el único en el mundo de estas características.

En este Museo del Melón, además de conocer la historia o leyenda del soldado, se puede recorrer todo el proceso de este fruto, desde la plantación a la venta, herramientas que se han usado a través del tiempo, utensilios y aperos de labranza propios del melonero, algunos mejorados con ingeniosos inventos para hacer más efectiva y liviana la labor; conservación de las semillas, fotografías de los antiguos portadores de este fruto que se hacía a lomos de asnos o burros, pasando meses fuera de casa, refugiados en precarias chozas para realizar la siembra que era una tarea dura en la que participaban hasta los niños echando las semillas en los hoyos de la tierra. Y cómo una vez recogidos los melones, los vecinos de Villaconejos, con el carro cargado, salían a venderlos a los puestos de los diferentes barrios de Madrid.

Hoy en día, se sigue la tradición melonera pero utilizando las nuevas tecnologías. El cambio ha sido increíble.

 Me voy otra vez con mi grupo de amigos. Juntos recorrimos  los caminos hacia el Barranco de Villacabras. Por aquel hermoso paraje, repleto de plantas verdes de todos los tonos, con cuevas a izquierda y derecha, con humedad que traspasaba nuestra piel, con agua corriendo suavemente por el fondo, íbamos nuestro  grupo de amigos de vez en cuando. Yo en concreto, era muy aventurero y nunca pensaba que me pudiera ocurrir nada subiendo y bajando por aquel barranco buscando cuevas. Había una a la izquierda, llegando desde Villaconejos, era la más grande, su interior estaba lleno de agua y sus paredes rezumaban humedad, mucha humedad. Se podía ver desde su entrada, pues era difícil entrar a su interior si no llevabas el calzado adecuado, era evidente que ninguno lo portábamos.   

Cada uno de nosotros inspeccionaba el barranco por su cuenta, cada uno confiando en sus cualidades físicas y sobretodo en su propia seguridad. Las horas pasaban y había que volver, un silbido y todos a una al lugar de encuentro.

Tanto a la ida como a la vuelta nos parábamos en la Cueva de los Frailes, yo nunca entré, la oscuridad me afectaba en forma negativa. Mis amigos me invitaban a entrar, yo de ninguna manera accedí y no sé cómo era la cueva. Curiosamente tengo todos los detalles de la misma gracias al libro escrito por D. Jesús Sancho Aguilera: Villaconejos. Apuntes de nuestro pueblo. Madrid. 1989. Por cierto, me dirijo a los jóvenes de Villaconejos: os aconsejo la lectura de este formidable libro, conoceréis todo, todo sobre vuestro pueblo, vale la pena. Historia viva de Villaconejos. La cueva, según D. Jesús, data de 1734, está construida en un montículo, excavada por monjes Carmelitas Descalzos que la utilizaban como bodega. Me entristece, que ya D. Jesús, cuando escribía este libro, exponía que la cueva estaba muy deteriorada y abandonada. Su propiedad es privada. Un monumento de mitad del siglo XVIII, en ruinas. Tremendo. Valdría la pena reflexionar sobre su historia.

Terminado nuestro paseo y exploración del barranco y de la cueva, cada uno a su casa. Decir que un día al año, todos y todas íbamos al Barranco de Villacabras, ese día era el Domingo de Resurrección. Allí nos comíamos un hornazo y cada uno/a, llevaba además lo que más les apetecía. Después, con la “tripa” llena, todos/as a jugar y a casita. Durante la vuelta lo pasábamos genial bromeando, contando chistes, nuestras aventuras, etc.  

 Como  colofón a estos apuntes y pequeñas pinceladas sobre mis amistades infantiles/juveniles, deseo expresar que Villaconejos no solo es conocido internacionalmente por sus melones, también por sus aceites y vinos. Cuenta con aceites que están entre los diez primeros del mundo y que han recibido muchos premios, Óleum es uno de ellos. En vinos, destacar el vino blanco semidulce Alma de Valdeguerra. Excelente vino que ha recibido también premios importantes.

Además, mi pueblo cuenta, en otro aspecto de la cultura, con un pintor joven extraordinario: Miguel Ángel Laguna Villalobos. No le conozco personalmente, he hablado una vez con él telefónicamente. He leído su interesante biografía y he visto muchas de sus obras, sobretodo, las de pintura. Comparto su gusto totalmente, colores muy suaves y relajantes, pliegues en los ropajes excelentes, rostros y manos que me recuerdan a Zurbarán, uno de mis  pintores favoritos.

Actualmente se encuentra trabajando en un proyecto internacional, ya que las obras de dicho proyecto van a ser enviadas a Belén.

Es, como describe en su biografía, Artesano de Arte-Sacro en: Pintura artística, modelado, escultura, dorado y policromía, restauración.

Sin duda Villaconejos, mi pueblo y el vuestro, tiene un gran ARTESANO DE ARTE SACRO.

Quiero dar la gracias a Dª Simona Andrea, Concejala Delegada de Educación y Cultura, Servicios Sociales y Deportes. Ella me informó sobre la figura de Miguel Ángel Laguna. También por la gran ayuda que me ha proporcionado a la hora de buscar y encontrar datos interesantes sobre personas y cosas que describo en este “artículo”. 

Además de los personajes citados, voy brevemente a hacer mención de dos totalmente  antagónicos que vivieron en Villaconejos.

Eugenio Oliva, nacido en Palencia, vivió en Villaconejos desde 1920, donde murió y fue enterrado. Fue pintor y profesor, sus obras llegaron  a la Ciudad del Vaticano.

Márgaro Martínez, famoso bandolero de la zona, del S. XIX. No encuentro la fecha exacta del personaje. Está claro que nació y vivió en Villaconejos. De la poca biografía que he podido leer y estudiar sobre él, una cosa muy curiosa, a las personas que reconocía como “conejeras”, les daba un pañuelo rojo, de esta manera nadie les podía hacer nada malo.

Un último “consejo” para los jóvenes de Villaconejos, os repito, leed el libro de D. Jesús Sancho Aguilera. Es historia viva de nuestro pueblo, donde explica con todo detalle las fechas, características  de la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, en esta parroquia me bautizaron y realicé mi Primera Comunión. Ermita de Santa Ana, hoy en día está preciosa, la visité hace poco, me encantó. Además es un lugar por donde jugaba mucho, con mis amigos especialmente. Ermita de San Isidro, por estos lugares he ido muy poco, pero vale la pena que conozcáis su historia. Se terminó de construir en 1970, en dicha fecha, yo comenzaba a trabajar en Castellón de la Plana.

Os dejo el título de este otro libro: EDUCACIÓN FÍSICA. Contenidos Conceptuales. Nuevas Bases Metodológicas. Autores: Rafael Mingo Solís (Conejero) y Lluis Adell Plá (Castellonense), ambos Licenciados en Ciencias de la Educación Física y el Deporte. Libro extraordinario para los amantes del deporte y el ejercicio físico.   Lo tenéis en la Biblioteca de nuestro pueblo. Lo doné yo, personalmente. Os gustará, seguro.

Este escrito os lo dedico a todos los conejeros, especialmente a los jóvenes. Nosotros, los que nacimos en el año cuarenta y cinco, yo y otros muchos, habrás podido comprobar que fuimos muy felices a pesar de la época que nos tocó vivir. Nada que ver con la vuestra. 

                                                                          EL TETE. DESPEDIDA DE MI PADRE DE VILLACONEJOS

                                                                     NOVILLADA EN LA PLAZA. FUENTE ANTIGUA
                                                                                                     ERMITAS DE SANTA ANA Y SAN ISIDRO

                                                                                                 IGLESIA PARROQUIAL SAN NICOLÁS DE BARI. EN ESTA IGLESIA ME BAUTIZARON

                                                                            CASA DONDE NACÍ Y VIVÍ DURANTE MUCHOS AÑOS
                                                                         NUESTRA BAÑERA. ERAMOS MUY, MUY FELICES
                                       LUGARES POR DONDE CORRETEABA. BARRANCO DE VILLACABRAS Y CUEVA DE LOS FRAILES

                                                             CAMINO HACIA EL BARRANCO VILLACABRAS Y FUENTE VILLACABRAS

                                                                                PANORÁMICA DEL BARRANCO VILLACABRAS. 

                                                                                     ALGUNOS DE NUESTROS JUEGOS
María del Carmen
Os presento a la protagonista del famoso y decisivo viaje a Madrid que realizó mi padre para "hacer llegar" a una niña prematura (600 grs.) al hospital donde hicieron posible que se salvara. Guapa ¿verdad? En este milagro,repito, colaboró mi padre, el ginecólogo que la trajo al mundo.