Rafael Mingo
La tarjeta de estacionamiento de vehículos para personas con
movilidad reducida es una acreditación estándar recomendada por el Consejo de
la Unión Europea en 1998 en el convenio marco de colaboración entre la
Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Transporte. Es un documento para
aquellas personas con movilidad reducida acreditada, ya sea producida por una
discapacidad o por conductas de difícil control a causa de una grave discapacidad
intelectual. También serán destinatarios de la tarjeta las entidades que
presten servicios de transporte a personas con movilidad reducida y que así lo
demuestren.
En un país de pícaros como es el nuestro, ESPAÑA, no importa
practicar la misma para aparcar en los estacionamientos reservados a las personas
con discapacidad. Coger la tarjeta de un
familiar, amigo o conocido con movilidad reducida, colocarla en el salpicadero
del coche y dejarlo en una de estas plazas exclusivas, evitando tener que dar
vueltas o que pagar la "zona azul", es tan fácil como ilegal.
El problema es general, es decir, en todos los pueblos y
ciudades existe esta picaresca que tanto perjudica a las personas con movilidad
reducida, aquellos que si cumplen escrupulosamente las normas para las que se
ha creado dicha tarjeta. Aparcar en estos lugares reservados es a veces
imposible para personas del colectivo, pues amigos y familiares del mismo, sin
ningún tipo de discapacidad, se ven favorecidos con las tarjetas que han sido
prestadas por los propios familiares de personas con discapacidad. La
picaresca, no tiene límites.
Una de las normas dice: “La tarjeta ha de estar visible en
el parabrisas del vehículo en el cual
viaje la persona a la que se ha adjudicado la misma. Solo se podrá hacer
uso de ella, sigue la norma, en los espacios habilitados al efecto, siempre que el titular de la tarjeta viaje en el vehículo. Imprescindible
pues que la persona habilitada viaje en el vehículo.
Puntualizando: Las reservas de plazas para personas con
movilidad reducida, son para los vehículos que transporten personas titulares
de las tarjetas para discapacitados. El
documento es personal e intransferible y no puede ser utilizado por
ningún familiar o amigo, si el titular no viaja con ellos. Por último decir
que, según las normas de utilización de la tarjeta, cuando exista un uso
indebido de la misma de forma reiterada (tres veces en un año), supondrá la
retirada.
En este sentido sería bueno que la Policía Local realizara
controles periódicos para evitar en lo posible la falta de respeto de la
población en general hacia los aparcamientos reservados a las personas con
movilidad reducida y especialmente, a la utilización que se hace de estas
tarjetas por parte de las personas que las tiene acreditadas. Es hora ya de que
la gente se conciencie y actúe en este sentido: La tarjeta es estrictamente
personal. Terminemos entre todos, con la
picaresca que tanto daño hace al colectivo de la discapacidad.