Estuve en tu pueblo, Cebreros, no hace ni un mes. Me encontré en un pueblo cuya historia conocía por mis lecturas, y allí, entre sus gentes, comencé a creer en todas aquellas cosas que había leído sobre Cebreros. Un pueblo que alberga una estación de seguimiento de satélites del espacio profundo, con una de las tres antenas que a tal efecto existen en el mundo, la Iglesia de estilo Herreriano, la de Santiago Apóstol, el Museo Adolfo Suárez y la Transición, la Iglesia Vieja del siglo XIV que, reconstruida recientemente, alberga el Museo, la Sala Universo, puentes importantes, espacios para el Senderismo y etc. etc. Una joya castellana digna de ser conocida y disfrutada, tu pueblo.
Nadie podía prever el “infierno” que en estos momentos y desde hace días, está asolando el paisaje de todos los cebrereños. Será incalculable la pérdida de la riqueza forestal también para la fauna y la flora.
Mucha gente habrá perdido todo: trabajo, enseres…
Me centraré en mi caso personal para que conozcas por qué entiendo perfectamente cómo te encuentras y se encuentran todos los Cebrereños. Comparto vuestro dolor, incertidumbre…rabia por lo sucedido.
Tenía entre 14- 16 años, no lo recuerdo exactamente. Tocan las campanas de mi pueblo, Villaconejos, no era una hora normal y tampoco el ritmo. Eso indicaba que algo grave ocurría. Salí a la calle y toda la gente chillaba: ¡la botica (la farmacia), la botica se quema! Cuando llegué a la farmacia, aquello parecía el infierno. Estaba junto a una pared “el botica”(Farmacéutico). Le pregunté, ¿qué ha pasado Juan?, así se llamaba. No me respondía, le escuchaba balbucear –la foto de mis padres -, entendí perfectamente lo que quería. Me escapé entre la gente, me subí por una ventana y de allí a un balcón por el que podía acceder al dormitorio de Juan. Entré, todo estaba negro y lleno de humo, su mesilla de noche estaba quemada, la foto que tanto quería, estaba en el suelo entre cenizas. Milagrosamente se había salvado, ennegrecida y con el cristal rajado…pero entera la foto se había salvado. Bajé por el mismo sitio que había subido con el gran tesoro que supondría para Juan. Cuando se la entregué, no te puedes imaginar Félix. Solo quería esa foto, nada más le preocupaba, fue impresionante su emoción. Jamás se me van estos recuerdos.
Félix, cuando todo acabó y vi las ruinas de aquella farmacia y vivienda de Juan, empecé a entender el sufrimiento que origina el fuego en el ser humano, por eso se, que tú estás sufriendo. Has perdido gran parte de tu pasado y presente. Estás viviendo una transformación negativa del pueblo donde naciste.
Tienes que ser fuerte, lo eres, sabrás manejar ésta difícil situación. Solo puedo mandarte un abrazo detrás de otro y todo mi ánimo. Con voluntad y entereza, más pronto que tarde, se controla la situación.
Tu compañero y amigo
Mingo
Precioso tu escrito de ánimo a nuestro amigo Félix, y hermoso y heroico gesto el tuyo, siendo un chavalillo, con el boticario. Tu generosidad siempre ha sido proverbial. Abrazos para Félix y para ti.
ResponderEliminarGracias, amiga, es una manera de agradecele a mi amigo, el ser como es y lo bien que nos atendió en Cebreros y, muchas cosas más. Un abrazo para ti.
ResponderEliminarGracias por tu interés ante la situación de mi pueblo. Visto de cerca es una auténtica desolación. Se ha perdido lo más bonito de CEBREROS en donde guardo muy bonitos recuerdos de la infancia.
EliminarEstoy contigo. Todo lo que te ocurre lo entiendo perfectamente. Lo vas a superar, estoy seguro que sí. Vas a vivivr años suficientes para ver nacer el nuevo pueblo de Cebereros. Ánimo, a por ello.
ResponderEliminar