Rafael
Mingo
Ser
voluntario es mucho más que poder participar en un proyecto, asociación o
cualquier otra actividad. Es algo que “te da vida”, permite formarte a nivel personal
y te aporta millones de cosas, todas
ellas van a influir en tu forma de ser y de actuar.
Es una
experiencia única…, se aprende de todos e incluso de ti mismo para mejorar aspectos desconocidos de uno
mismo y te da la oportunidad de contribuir a formar una sociedad mejor, te realiza
como persona, transformándote en alguien mejor.
El
voluntariado es defensor de la dignidad de las personas. La acción
voluntaria es una acción «en, desde, con y por» la dignidad de
las personas.
La
experiencia te dice que realizar una tarea de voluntariado te desarma, te
desviste de orgullo, te baja los pies al suelo. Y resulta que, esa labor
desinteresada para ayudar a otros, acaba siendo la mejor ayuda para uno mismo.
El voluntariado es siempre emocionante y enriquecedor. Los momentos empleados se
vuelven imprescindibles en la vida del que lo ejerce.
Ser
voluntario, en cualquier proyecto, es algo muy importante; poder ayudar a la
sociedad de una forma altruista, sensible, y dárselo a las nuevas generaciones
que llevarán el país es algo fundamental para ellos. Significa que aportan algo
más a las personas que atienden, a la sociedad, algo que no se ve, pero están
convencidos de que algunos, en un futuro, lo valoraran.
El
voluntario siempre estará al lado de los débiles, defendiendo sus derechos para
que no sean vulnerados ni violentados y encuentren la dignidad que buscan y por
la que luchan.
El
voluntario, en España, a ojos de la masa, de la sociedad, es algo que aún no se
valora. Ignoro si es por un asunto económico o cultural pero opino que la
sociedad no le da importancia a un voluntario. He tenido la suerte de conocer a
muchos voluntarios en España pero ha sido porque me he movido en esos círculos.
Fuera de ese entorno es complicadísimo hacer entender que tienes “vocación de
voluntario”.
La sociedad vive en una burbuja de individualismo, materialismo y egocentrismo;
los que necesitan y reciben ayuda no se dan cuenta de que pueden aportar mucho
a los demás, en todos los niveles. Todos, además de recibir, podemos y debemos
dar.
Mientras sigamos errando como individuos, seguiremos fallando como
sociedad y estaremos viendo una perspectiva equivocada de la vida. Por suerte,
hay muchas personas que logran ver la óptica adecuada de esto que cuento, y
contactar, hablar y entablar amistad con personas con la misma idea, refuerza
la idea de ser voluntario.
El
voluntariado lucha con ilusión por reparar situaciones difíciles, por ayudar a otros
a encontrar nuevas oportunidades que garanticen una vida digna, ilusión por
buscar justicia para todos, por llevar felicidad a otros y al mismo tiempo
encontrar la suya, es el motor que permite avanzar a una entidad formada en su
totalidad por voluntarios.
Somos personas de acción y reacción, de
andares y sendas, siempre en búsqueda y auxilio. Nos necesitamos unos a otros: un
equipo de socorro traslada en su coche a un niño al hospital. Una familia, en
la que ninguno de sus miembros trabaja, puede comer caliente gracias a la
solidaridad de la gente de su barrio. Una mujer, maltratada por su compañero,
ha quedado a salvo, refugiándose en el piso de una vecina. Son acontecimientos
tremendos que se repiten por todo el mundo. Ninguno está totalmente a salvo. Detrás
de cada una de estas situaciones existen muchos voluntarios que ofrecen su
tiempo, su formación y sus recursos a las personas que más lo necesitan. Cuando
bebas agua, dice un proverbio chino que recordemos la fuente. Es el viejo
dicho: "de bien nacidos es ser agradecidos".
Evidentemente,
el voluntariado se sustenta en los valores humanos, en la solidaridad más
profunda, y en la confianza entre las personas, transcendiendo cualquier frente
o frontera cultural, lingüística, religiosa o geográfica. En este sentido, la
misma Carta de las Naciones Unidas, al iniciarse con las palabras
"nosotros los pueblos", nos recuerda que idear soluciones para los
problemas mundiales no es tarea sólo de los gobiernos, sino también de la
ciudadanía en particular, de las comunidades y la sociedad civil en su
globalidad.
Decir que
el voluntariado constituye un vehículo sumamente necesario que permite que la
población participe en la vida de sus sociedades, muy en especial aquellos
grupos vulnerables y marginados, así
como las personas de edad o los dis-CAPACITADOS. De este modo, frente a la
desesperanza que hoy día impera en el mundo, se contrapone el amor de multitud
de voluntarios, dispuestos a dejarse lo mejor de sí en favor del otro, y que se
manifiesta como cultivo de esperanza, a través de una implicación seria y
responsable.
No olvidemos que nunca será tarde
para buscar un mundo mejor, renovado, si
en el empeño ponemos coraje y esperanza, o lo que es lo mismo, fortaleza y
voluntariado.
¿Te
apuntas? La Asociación de Personas con Discapacidad COCEMFE MAESTRAT, y
cualquier otra asociación, te esperan. Da un paso al frente, vale la pena.
Magnifico trabajo Mingo,lastima que alguna de las personas que "comparten" el voluntariado en el Maestrat y que tu muy bien conoces solo lo utilizen para engordar su ya desmesuradamente grande EGO.
ResponderEliminarAdelante con tu trabajo y mi enhorabuena a los compañeros de Cocemfe Maestrat que dia a dia al lado de Manolo y Ramon luchan por el bien de todos aauellos que nececitan un poco de ayuda.
Magnifico trabajo Mingo,lastima que alguna de las personas que "comparten" el voluntariado en el Maestrat y que tu muy bien conoces solo lo utilizen para engordar su ya desmesuradamente grande EGO.
ResponderEliminarAdelante con tu trabajo y mi enhorabuena a los compañeros de Cocemfe Maestrat que dia a dia al lado de Manolo y Ramon luchan por el bien de todos aauellos que nececitan un poco de ayuda.
Gracias Cosme por tu comentario cargado de sinceridad, cariño y amistad. Cuando hace diez años, elegí este camino, solo pensaba en la atención de las personas a las que atendía, ahora mi pensamiento sigue siendoel mismo. Si, y tienes razón, existe mucho ego en algunos voluntarios, es una condición humana, a veces, inevitable. Ramón y Manolo, dos luchadores incansables.
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