En otros tiempos escribía artículos que hacían referencia a los políticos de turno y a sus partidos. Escribía en la prensa local de Vinaròs.
En cierta ocasión decidí dedicar un artículo a la gente del PP. El título que puse al artículo fue: “A los votantes del PP”. En dicho artículo defendía a los simpatizantes y votantes del PP frente a muchos votantes del PSOE, a los cuales criticaba por su forma de actuar (siempre, claro está, bajo mi punto de vista). En dicho artículo se me ocurrió utilizar dos expresiones que no sentaron nada bien a los encargados de redacción del periódico. Dichas expresiones fueron: “cara dura” y “buitre”. La primera como expresión coloquial y la segunda haciendo referencia a una forma de actuar de un animal comparándolo con la forma de actuar de algún político. Desde la redacción del periódico se me obligó a retirar semejantes expresiones porque… a continuación podéis leer el porqué y el artículo que yo escribí en contestación a las intenciones de la redacción. Terminaré diciendo que al Sr. Palacios, jamás se le retiró artículo alguno; que jamás –que yo sepa- se le llamó nunca la atención y que, semana tras semana, (el periódico es semanal) se dedicaba a faltarme al respeto. No sólo me ofendía a mí, sino a todo aquel que no pensara como él.
ME QUITARON EL “BUITRE” Y EL “CARADURA”
Estimados Sres. de la Redacción de “7 Dies”:
Deseo comunicarles mi más absoluto asombro y perplejidad ante la comunicación que de su parte recibí en días pasados acerca del vocabulario y expresiones empleadas en mi artículo “A LOS VOTANTES DEL PP”, con fecha de 10/07/07. Textualmente, lo consideran ustedes “El consejo de redacción de 7dies ha considerado que algunas de las palabras que usted escribe en su artículo, concretamente "caraduras" y "buitres", no son apropiadas y pueden considerarse como insultos. Me transmiten que ponga en su conocimiento que dichas palabras deberían ser cambiadas para posibilitar la publicación del artículo.
Muchas gracias por su colaboración y solicitamos se ponga en contacto lo antes posible con redacción, ya que mañana miércoles la revista empezará a imprimirse.
Me gustaría hacer un par de aclaraciones al respecto:
- En primer lugar, a nadie se le llamaba directamente “buitre” en el citado artículo, ni se empleaba dicho vocablo de manera ofensiva. Pueden ustedes comprobarlo; tal vez no fue leído con la tranquilidad, objetividad y dedicación que, en mi modesta opinión, merecía y merece cualquier artículo remitido a su redacción por parte de un ciudadano. Además, no aparece ningún nombre, cargo o persona citada –ni tan sólo de manera figurada, con seudónimo o con claras referencias para poder deducir una identidad concreta- en dicho artículo. Por tanto, ¿a qué, a quién o de qué manera y para qué persona, colectivo o institución puede considerarse ofensiva dicha expresión? Sencillamente, era un intento de comparar una actuación de carácter político con la conducta habitual y característica de una especie animal.
- En segundo lugar, “caradura” es una expresión coloquial cuya definición no creo necesario dar aquí pues les considero a ustedes suficientemente formados, instruidos y doctos como para conocer su significado a la perfección. En cualquier caso, no se considera un insulto o una ofensa de gravedad relevante sino, como ya he mencionado con anterioridad, una expresión de tipo coloquial para designar a alguien que se considera un “sinvergüenza, descarado”. La definición es literal, proviene del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y en ningún caso se hace constar en ella que se trate de un adjetivo vulgar o de un insulto grosero, como sí aparece ante otros términos como “gilipollas” o “marica”, disculpen ustedes que los haya citado textualmente.
- También quisiera hacerles notar que, en fechas recientes, ha sido publicado un artículo en su medio de comunicación, firmado por el Sr. José M. Palacio, en el cual se califica a una persona (o a sus ideas, ¿no es acaso lo mismo?) como “fascista”. También se hace una valoración empleando la expresión “rata de sacristía”. No obstante, en este caso ustedes no valoran esas palabras como de mal gusto o como insultantes. ¿Qué ocurre, es acaso un animal menos digno el buitre carroñero que la rata? ¿Acaso sienten ustedes predilección por los roedores y desprecian las aves? ¿O es el hecho de que la rata habite en una sacristía, lo que la hace cualitativamente diferente –y aceptable- a sus ojos, frente al buitre? ¿De verdad no les parece un insulto y un agravio mayor considerar a alguien “fascista” y no simplemente un “caradura”? Todo ello, sin entrar a expresarles con detalle el desprecio y la falta de respeto con la que se dirige a mi propia persona, considerándome “el Mingo de turno” o refiriéndose a mí como “los Mingos”. Como puede observarse, la referencia personal y particular resulta clara y evidente. ¿Son de la opinión, en conciencia, de que utilizan el mismo rasero, el mismo criterio, la misma vara de medir para unos y para otros? A mi parecer, es evidente que no. Porque imagino que si consideraran de la misma manera las diferentes expresiones anteriormente citadas, el artículo del Sr. Palacio no hubiera sido publicado o se hubiera visto modificado en pos de la buena educación y el respeto que, según ustedes, faltan en algunos pasajes de mi artículo.
- Señores redactores, con honestidad y sin acritud, créanme que sólo les manifiesto mi punto de vista: esa manera de actuar, de “medir” y de hacer y deshacer, era muy practicada en tiempos del antiguo Régimen, cuando en este país se impuso una dictadura y un tal Francisco Franco decidía qué cosas eran publicables, convenientes y decorosas y cuáles no. Era, y lo es actualmente, conocida como CENSURA.
De todas maneras, y pese a lo anteriormente manifestado, quisiera finalizar informándoles que, salvo que tengan ustedes algo en contra, algunos –los Mingos de turno- pensamos seguir ejerciendo nuestro derecho de expresión, siempre desde el respeto a los demás pero sin olvidar nuestras convicciones y valoraciones referidas a aquellas personas, actuaciones, circunstancias, hechos y decisiones sobre las cuales nos manifestamos.
Espero ver publicado prontamente el presente artículo, reciban un cordial saludo
D. Rafael Mingo Solís