Mejorar la calidad de vida y colaborar en el proceso de
integración e inclusión de las personas con discapacidad, es uno de mis sueños
más antiguos y lucho para que se cumpla antes de dejar el Planeta Tierra.
Sin duda alguna, la actividad física para estas personas es
la herramienta más eficaz para la promoción de la salud de las mismas, también
para todo tipo de personas, pero especialmente para el colectivo.
Estos necesitan especialistas muy específicos que se
dediquen a ellos, y aquellos que nos dedicamos al desempeño de estas
actividades deberíamos incorporar a nuestro currículum una gran capacitación
para la enseñanza del entrenamiento deportivo de estas personas tan especiales y
una sólida formación en áreas como: medicina, psicología, psicopedagogía de la
Educación Física y del Deporte, siempre basada en una excelente metodología.
Soy consciente de lo que estoy transmitiendo con estas
palabras, también de todos mis errores, seguramente muchos, a lo largo de estos
años que llevo enseñando las técnicas de natación a mis nadadores, antes, a los
jugadores de Baloncesto en Silla. Reconozco y no me avergüenzo, al decir, que
mi preparación como Licenciado en Actividad Física y Deporte, no es la más
idónea para la enseñanza a este colectivo. Cuando me dieron el título no
existía la especialidad, tampoco inquietud hacia estas personas.
Son motivos de humanidad, solidaridad, compromiso con el
grupo, los que me llevaron un día a decir sí. Desde entonces, me han hecho
crecer en muchos aspectos, el más importante o lo más importante, es que soy
uno más entre ellos. Me siento tan vinculado a sus reivindicaciones, a su lucha
por la integración e inclusión social, a sus problemas de salud, a su lucha por
el logro de igualdad, a la lucha por los derechos humanos…Soy uno de ellos.
Pienso que el deporte y la actividad física, ya lo he dicho,
les proporciona muchos beneficios físicos, psíquicos y sociales. Por enumerar
alguno de ellos, diré que mejoran: la postura corporal, el equilibrio estático,
la coordinación motora…, les disminuye
el grado de ansiedad, estrés, depresión…, les mejora el sueño, su autoestima
y, socialmente, les favorece las relaciones interpersonales. Todo esto lo
compruebo cada minuto que estoy con ellos.
Ahora se discute y se publican frases que hacen un gran
daño, producen inmenso dolor. He escuchado a políticos decir que la
discapacidad “sale muy cara a la sociedad” y una frase pronunciada a una
política concreta decir que dejar vivir a un neonato con discapacidad,
igualmente sale muy caro. Qué sabrá esta señora, qué sabrán, aquellos que matan
o asesinan a sus hijos dentro del vientre. A mi hija la dejé nacer; en el año
que nacía, aún no existían los medios que detectarán anomalías en el feto o
simplemente el estado del feto. La historia es larga y no entra en este
espacio. El médico que llevaba el control a mi mujer, nos preguntó si de
verdad, después de todo lo ocurrido, queríamos que naciera lo que llevaba
dentro. SÍ. Tenemos una hija preciosa y preparada.
¿Por qué digo todo esto? Parece que hay gente empeñada en
hacer desaparecer a todo aquel que tenga “un defecto”, así se hacía en la
antigua Esparta. Qué hacemos pues con las personas con algún tipo de
discapacidad, ¿los eliminamos a todos? Quien piense que una persona con
discapacidad es un estorbo “caro”, está equivocado y no conoce este colectivo y
es un ignorante. Da lo mismo que sea un no nacido, a mitad de la vida o al
final del camino.
Un día, hace muchos años, un accidente deportivo estuvo a
punto de dejarme en silla de ruedas para siempre. Después de mi curación brilló
una luz en mi interior que iluminó el camino a seguir. Ese día hice un
compromiso con la VIDA, por eso estoy donde estoy. Comprobé por mi mismo que no
estamos preparados para convivir con una discapacidad, y tampoco pensamos que
en algún momento nos puede ocurrir. Por todo ello, quiero compartir mi tiempo,
mi experiencia, mi trabajo, mi solidaridad con todos ellos, pues todos ellos
son maravillosos seres humanos con grandes cualidades.
Por todo esto que he expresado estoy aquí, con ellos,
luchando para que en la piscina tengamos los mismos derechos, o simplemente,
tengamos una piscina en condiciones, también por un material deportivo que les
haga disfrutar más y…por tantas y tantas cosas que de momento les diferencia del
resto.
Por la inclusión e integración social, por la participación
plena y efectiva en la sociedad, por la igualdad de condiciones en todos los
aspectos de la vida, por una salud mejor, y, ¿por qué no? para que todos ellos
sean felices y disfruten de la VIDA, de esa vida que sus padres un día
decidieron que así fuera y aquellos, que por enfermedad o accidente decidieron
dar también un sentido a sus vidas y dijeron, SÍ a la VIDA. Por todo ello, vale
la pena entregarse y luchar para lograr conquistar los sueños.