Recuerdo que mi primer contacto frente a frente con las personas diferentes, de cualidades distintas pero enormemente poderosas, se produjo en una piscina. Sí, allí estaban los componentes del equipo de natación adaptada del Club Bamesad “Baix Maestrat Esport Adaptat”. La directora del club me los presentó de uno en uno y sus palabras fueron: Mingo, estos son tus alumnos. Verdaderamente aquellas palabras me parecieron maravillosas pues siempre, desde muy joven me han llamado poderosamente la atención las reacciones y los encuentros con otros seres humanos diferentes, estos lo eran y de qué manera. Me miraban extrañados, pero ninguno con indiferencia. Esa misma tarde, cuando terminé la sesión de entrenamiento, vinieron y me abrazaron. No necesitaba nada más, ni palabras, ni explicaciones ni…nada, absolutamente nada.
Confieso que tenía miedo de enfrentarme a este mundo, tan diferente y tan igual, que es al mismo tiempo el mundo de la discapacidad. Con el cariño y la comprensión de todos fui evolucionando y aprendiendo. Aprendí a vencer el miedo…, a mis alumnos, al propio entrenamiento, a la propia discapacidad. Comencé a tener mucha curiosidad sobre el mundo de la discapacidad y toda esta curiosidad la transformé en estudio e investigación sobre este grupo de personas. Vencido ese miedo y atrapado por la curiosidad, conseguí poco apoco que el invencible espíritu de superación que llevo dentro me llevara a tener una relación con este grupo de personas de manera tranquila, sosegada y maravillosa. Ellos, todos, me han ayudado a conquistar este espacio. Con su empatía, solidaridad, entrega, voluntad, espíritu de sacrificio, deseos de superación, todo ha sido muy sencillo.
Aún quedan muchos retos por superar, uno no puede quedarse en la metodología de la enseñanza deportiva correspondiente. A medida que penetramos en sus vidas, es preciso modificar nuestros comportamientos, pensamientos y sentimientos y llenar continuamente nuestra mochila de nuevos proyectos, de nuevas vías que nos lleven a transformar de verdad, y para siempre, el mundo de los discapacitados.
Actualmente son muchos los deportes adaptados que se practican en la sociedad, la mayoría deportes desconocidos. Sería transcendental en el camino hacia la integración de este colectivo, que en la escuela, el alumnado se adentrara en la práctica activa de estos deportes en armonía con el mundo de la discapacidad. En este sentido, COCEMFE Maestrat y su Club BAMESAD “Baix Maestrat Esport Adaptat” , están logrando concienciar y sensibilizar a la población estudiantil, a través de un gran abanico de actividades varias, repartidas por toda la comarca, como: charlas (Prevención de Accidentes de Trafico), unidades didácticas sobre deportes adaptados y en 2º de la ESO se imparten jornadas de sensibilización a través del deporte adaptado. Son muchas más las actividades que se realizan, quizá sean éstas, algunas de las más relevantes.
También profesionales de la Educación Física y el Deporte, llevan a cabo un trabajo extraordinario en muchos centros de enseñanza, contribuyendo de manera especial en la inclusión social de este colectivo. En los albores del siglo XXI, sin embargo, son mayoría los centros escolares, que carecen de estos magníficos profesionales; no me cabe ninguna duda que, en pocos años, irán creciendo y multiplicándose y los centros escolares serán los lugares donde de verdad comience la integración, la verdadera integración de este colectivo tan especial y maravilloso.
Actualmente en 3º de la ESO se está trabajando con el paradigma de la INCLUSIÓN. Personas con y sin discapacidad que realizan actividades conjuntas, ya sean deportes adaptados en los que participan también personas sin discapacidad (Ej. Competiciones Escolares de Goalball en Alicante); o deportes en los que se incluye a deportistas con discapacidad (Ej. Competición conjunta de Natación con hándicap en la salida).
Ser diferente es enriquecedor y además, es lo normal. Las discapacidades no son más que diferencias, convivamos pues en armonía con las diferencias. Parafraseando a mi gran amigo y pintor D. José Córdoba: “Debemos RECUPERAR nuestro propio fondo y darnos cuenta que la calidad de vida y el progreso pasa por una relación armónica con el otro o la otra, los otros y las otras, donde quiera que se encuentren, como quiera que sea su especie, sexo, raza, o lengua...” Eso es, pensemos menos en nosotros mismos y busquemos la relación con el otro o los otros, sin mirar y dar importancia al aspecto externo o a su condición de normalizado o simplemente distinto.