Son muchas las asociaciones que trabajan, desde distintos
puntos de vista, para encontrar aquel que les lleve a la participación e
inclusión, plena y efectiva en la sociedad, de las personas con discapacidad.
Inclusión reconocida en el Artículo 3 de la Convención sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas y que fue ratificada por
España en 2008.
Desde el movimiento asociativo de la discapacidad se trabaja,
con gran esfuerzo y sacrificio, desde hace muchos años, para que los tratados y
leyes promulgados a favor de la discapacidad se cumplan y así, el colectivo
logre lo antes posible la plena inclusión social tan anhelada.
El camino está siendo largo y laborioso ya que muchos países
no se toman muy en serio los principios y normas de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas hacia las personas con discapacidad.
Se han realizado muchas cosas: en educación, transporte, ocio,
empleo, salud, accesibilidad, inclusión… etc., pero, exagerando un poco, todo
junto no llega a una gota de agua lanzada al mar.
Todo, todo lo que se logra en el ámbito de la discapacidad,
es producto de la tenacidad, lucha constante, mucho sacrificio, voluntad sin límites
de todas las personas con algún tipo de discapacidad, también de las familias,
amigos y voluntarios. No importa, como decía antes, que el camino sea largo y
en él encuentren más sombras que luces, más “fracasos” que triunfos. Pasito a
pasito van logrando que todos los países que en su día firmaron los tratados al
respecto, se pongan de acuerdo y los cumplan, que todas las administraciones
públicas se muevan en una misma dirección; aquí en España cada pueblo, ciudad,
comunidad, tiene sus propias reglas y así, es imposible hallar el punto de
encuentro para llegar, aunque sea tímidamente, hacia la inclusión total.
Los logros en la inclusión se vienen consiguiendo a través
del trabajo realizado por asociaciones, organizaciones, empresas y personas
preocupadas por el colectivo de la discapacidad, no especialmente por las administraciones públicas, éstas,
suelen contemplar el trabajo realizado por las anteriores y siempre van por
detrás de las demandas de la sociedad.
El ocio, una actividad imprescindible para las personas
normalizadas, los es aún mucho más para las personas con movilidad reducida. Es
genial, por ejemplo, que haya organizaciones dentro de la Universidad que
expliquen a los alumnos el concepto de “inclusión a través del ocio” y estén
desarrollando herramientas que articulen la inclusión-ocio para todas las
personas con discapacidad. Esto supone un gran avance para este colectivo, pues
realmente ni tan siquiera disponen de espacio para el ocio y si lo tienen,
jamás es inclusivo, lo realizan por “parcelas”, cada tipo de discapacidad por
separado, nunca con personas normalizadas, que sería lo deseable. Al respecto,
citar una Asociación que está realizando un trabajo ejemplar referido a la
inclusión: Asociación de personas con Discapacidad COCEMFE MAESTRAT y su CLUB
BAMESAD. Sus actividades son totalmente inclusivas. Este curso ha realizado su
Primer Campeonato Inclusivo de Tenis de Mesa, partidos de Baloncesto en Silla
de Ruedas y en su agenda tiene previsto otra clase de actividades inclusivas
que muy pronto pondrá en marcha. Hay que apuntar que en estas actividades todos
aprenden, discapacitados y no discapacitados y todos se divierten, hacen
amigos, aumentan su autoestima, principalmente los discapacitados y sin ninguna
duda, es una manera muy eficaz y didáctica de encontrar el camino hacia la
inclusión.
Felicitar a todas las organizaciones por su esfuerzo en una
labor tan digna como es la de dar cabida a realidades diferentes -como es el
caso de las personas con discapacidad dentro de la Universidad- y desarrollar
una amplia labor con entidades del ocio e instituciones de la discapacidad para
formar en este binomio. Ojalá que las administraciones públicas aprendan que el
ocio compartido posibilita asumir el respeto a la diferencia y que vivir
experiencias de ocio con personas diferentes, sienta las bases para una
sociedad plural, diversa, apoyada en los derechos para todos.
Citar, brevemente, tres pilares básicos y fundamentales para
el desarrollo personal del colectivo: trabajo, educación y salud.
Son aún pocas las empresas, que eligen trabajadores discapacitados
a pesar de que desde el Estado se les
conceden ayudas económicas por incluir en su plantilla a personas de este colectivo.
Es verdad que existen empresas que saben que con los apoyos adecuados, las
personas con discapacidad pueden desarrollar todo su potencial y se preocupan
de ofrecerles apoyo en: formación, proceso de inserción, formación prelaboral,
autonomía personal, formación en el propio puesto de trabajo, igualdad de género,
etc. Como todo lo referido a la discapacidad, más sombras que luces. Nunca se
marca una línea que de verdad ayude a este colectivo a encontrar aquello que
ansía: su inclusión en la sociedad.
Hablar de inclusión social es hablar de mejorar las
condiciones de vida de las personas y grupos que más sufren, los más
desfavorecidos, también de mejorar sus capacidades, oportunidades y ante todo su dignidad.
He citado uno de los pilares básicos: la situación laboral.
Quedan otros dos: la educación y la salud.
Si hablamos de educación, los datos que nos aporta la UNESCO
son escalofriantes: “La UNESCO estima que alrededor de 40 de los 115 millones de niños y
niñas que están fuera de la escuela en el mundo tengan alguna discapacidad. Y
que solamente el 2% de los niños y niñas en esta situación consiguen concluir
sus estudios. La tasa mundial de alfabetización de personas adultas con
discapacidad llega apenas al 3%, y al 1% en el caso de las mujeres con
discapacidad. No es necesario aportar más información al respecto,
solo, eso sí, concluir diciendo que la discapacidad también necesita justicia e igualdad.
Por último, unos breves apuntes sobre la salud de las
personas con discapacidad.
Según datos de la OMS, más
de mil millones de personas viven en todo el mundo con alguna forma de
discapacidad; de ellas, casi 200 millones experimentan dificultades
considerables en su funcionamiento. En los años futuros, la discapacidad será
un motivo de preocupación aún mayor, pues su número va en aumento. También nos
dice que las personas con discapacidad tienen más problemas a la hora de
recibir atención médica.
Por todo lo dicho, es preciso que todos los gobiernos del
mundo se pongan de acuerdo para realizar políticas y programas que mejoren las
vidas de las personas con discapacidad. También
la sociedad en general debería comprometerse de manera activa y ejemplar,
buscando con su compromiso, un mundo inclusivo en el que TODOS podamos vivir
una vida más cómoda y digna.
Concluyo con la cita de un nativo americano: “Alguien hizo un circulo para dejarme
fuera y yo hice uno más grande para incluirnos a todos”.
De esto se trata, de que cada ciudadano en su pensamiento,
en su corazón y forma de actuar, construya círculos grandes donde todos estemos
incluidos con los mismos derechos en
igualdad y justicia.
Rafael Mingo Solís
Licenciado en Ciencias
de la Educación Física y el
Deporte.
Voluntario de la Asociación de Personas con
Discapacidad COCEMFE MAESTRAT y su Sección
Deportiva BAMESAD
Deportiva BAMESAD
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