Rafael Mingo
Un día, Esther me propuso como técnico del Club Bamesad para
hacerme cargo de la natación competición. La conocía como alumna en el IES
“LEOPOLDO QUEROL”, sabía quién y qué me estaba proponiendo, por eso, no dudé un
instante en darle mi respuesta afirmativa.
He encontrado, en mis ratos de lectura, unas hermosas
palabras que te definen y pienso que, verdaderamente, eres así: “enseñarás a volar pero no volarán tu
vuelo, enseñarás a soñar pero no soñarán tu sueño, enseñarás a vivir pero no
vivirán tu vida, pero cada vez
que vuelen, sueñen o vivan estará la semilla que tú sembraste.
Aprendía muchas cosas de ti solamente observando tu manera
de tratar a los deportistas del Club,
como los entrenabas en natación; muchas veces, casi siempre, con ocho, diez y más deportistas dentro de la
piscina en una sola “calle” y con dis-CAPACIDADES diferentes. Todo un reto.
Sabemos lo difícil que es la educación y más si ésta va
dirigida a personas con dis-CAPACIDAD.
Tú lo hacías y lo haces fácil. Respetas la personalidad de cada uno de ellos,
les pones límites y normas y, además, sabes mejorar sus virtudes y minimizar
sus defectos. Les enseñas valores fundamentales como: sacrificio, esfuerzo,
disciplina, compañerismo, superación…todo ello desde el silencio, humildad,
amor, entrega, profesionalidad, por todo ello, el Club, sus deportistas,
padres, familiares, voluntarios, técnicos, deberíamos estarte muy agradecidos,
yo, Esther, lo estoy profundamente.
Desde el año 2002, fecha en la que se inauguró el Club
Bamesad, has invertido tu tiempo libre y familiar con resultados espectaculares
para el mismo. No te has dedicado solo a enseñar contenidos, estilos o formas
de jugar un determinado deporte. Eres
una escuela de valores, un modelo para los deportistas y todos aquellos que te
conocemos. Eres un gran elemento de identificación, todos los que formamos
parte del Club o han formado parte de él, deberíamos reconocer esa profunda labor humana que realizas.
Debes sentirte orgullosa de haber “levantado” el primer
pilar de lo que hoy, después de quince años, es el Club más grande, en todos
los sentidos, de la comarca y otros lugares. TODOS los deportistas que están en Bamesad se sienten felices, éste
es el primer objetivo del Club. Otros, muy pocos, perseguían otros objetivos,
buscan la gloria, muy plausible por cierto, pero cada vez que vuelen,
sueñen o vivan estará la semilla que tú sembraste.
Gracias por tu ayuda durante estos años que llevo “conectado”
al Club y la Asociación. Te agradezco tu paciencia y apoyo. Has sabido
escucharme y ayudarme siempre que te lo he pedido. Eres una gran MAESTRA, ¿lo
sabías?
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