Rafael
Mingo
Patrocinado
por el Ayuntamiento y la Fundación Ulldecona y organizado por Cuca y Deportes,
se celebra por estos días del verano un Campus Deportivo destinado a niños
entre 5 y 11 años en el Instituto Ramón y Cajal de la ciudad. Patrocinadores y organizadores nos invitaron
a compartir con estos chicos una jornada
de Deporte Adaptado y Barreras.
Todo un
acierto incluir esta actividad entre niños tan pequeños. Demostraron, de todas
todas, que están a la altura de niños con más edad. Atendieron, preguntaron y
posteriormente practicaron con gran soltura aquellos deportes que llevábamos en
el programa: baloncesto en silla, boccia y goalball, las tres ramas de la
discapacidad que, en general, suelen gustarles más. Se les hizo muy corto el
tiempo utilizado, protestaban porque querían más, señal inequívoca de que se sentían
felices y atraídos por las vivencias tan espectaculares y novedosas que estaban
experimentando.
Como
viene siendo habitual, acompañado de Manolo y Alex impartí una pequeña charla
teórica. He de confesar cierto “temor” o nerviosismo al inicio, pues era la
primera vez que impartía una clase de Deporte Adaptado a niños tan pequeños. Me
lo pusieron muy fácil. Habéis demostrado ser fantásticos. Un abrazo para todos.
Paco
también se lo pasó bien con el Goalball, estos chicos son más activos que los
mayores de 14 o 15 años. Aprendieron a jugar con los ojos vendados y de verdad
que les gustó. Hicimos énfasis en que ellos pueden quitarse las gafas oscuras y
ver de nuevo, a diferencia de los discapacitados que, aunque se quiten las
gafas, no pueden ver. Una buena lección.
En el
baloncesto en silla estuvo Alex, quien con juegos de adaptación al baloncesto
“se los metió a todos en el bolsillo”. Manolo Celma en esta ocasión se
convirtió en un docente extraordinario para explicarles la Boccia. También en
este deporte lo pasaron genial. No quiero olvidarme de Juan Carlos, que estuvo
con nosotros y ayudó y participó en toda clase de tareas.
Creemos
sinceramente que el mensaje ha quedado claro y diáfano entre estos chicos.
Hablarán con sus padres –así lo dijo más de uno- para que no aparquen en las
plazas de los discapacitados y les dirán que estas personas hacen muchas cosas.
Gracias a todos sus monitores y a las personas que nos han atendido y por
supuesto a los padres, es evidente que son buenos educadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario