R.
Mingo
Pensaba
hace años, cuando comenzaba a entrenar a Jonathan, que lo que hacía era
desafiar al destino y para ello había que cargarse de valor, pues el destino y
el camino no eran nada fáciles.
Jonathan,
seis o siete años atrás, era un nadador indisciplinado, sin método de trabajo
alguno. Era caprichoso y tozudo pero noble y con un gran corazón. Encontré en
él virtudes importantes como, espíritu
de superación y luchador. Hacía falta poner las cosas en orden y esa fue mi
tarea y afortunadamente, sigue siéndola.
He ido
descubriendo en las personas con discapacidad intelectual, que aquello que se
les quiere trasmitir, lo van introduciendo en su cerebro y, despacio, muy
despacio lo van vaciando hacia el exterior. Jonathan, en este sentido, es algo
especial. Poco a poco ha ido comprendiendo que la disciplina es básica, que el
esfuerzo para superarse es necesario, que la entrega en los entrenamientos es
indispensable.
En definitiva Jonathan, a través
de la natación, a través de los entrenamientos exigentes que recibe, ha
sido capaz de poner en orden todas sus buenas cualidades, que son muchas y
extraordinarias.
Jonathan es ahora un nadador disciplinado que utiliza los
valores del deporte para disfrutar, superarse, ser feliz, hacer amigos, aprender y sobre todo para vivir en paz y
como los demás.
Tiene una personalidad muy propia, fuerte y
muy especial. Nunca se rinde y, a su forma, lucha y lucha para depurar su
estilo en la natación, por cierto, muy personal.
Es un nadador que acude a los
entrenamientos, siempre puntual, no tiene ni una sola falta de asistencia a los
mismos y esto, como entrenador, lo admiro y le doy un gran valor.
Ha sido capaz
de transformar todo aquello que tenía de negativo en positivo, su metamorfosis
ha sido increíble. Por todo ello y por ese gran corazón que tiene, se ha hecho merecedor de este importante
galardón.
Vosotros, los padres, tenéis mucha “culpa” de que vuestro hijo
Jonathan esté logrando sus objetivos: recibe todo vuestro apoyo y amor,
indispensables y más si cabe, cuando se trata de seres tan singulares.
Por todo
ello y porque su espíritu de superación es tan grande como su corazón, repito,
Jonatán ha sido merecedor de este importante premio. Enhorabuena y sigue
luchando Jonathán.