Cuando te das una vuelta por el mundo para explorar y aprender de lo bueno que otros hacen mira por donde, todavía hay espacio para la sorpresa: Suecia, un país donde la discapacidad es prioritaria y lo es en todos los sentidos y terrenos. Casi todos los discapacitados de Suecia viven en su propia casa, y la gran mayoría de los niños con discapacidad se crían en sus hogares, con sus familias. La mayor parte de los niños y adolescentes asiste a colegios ordinarios, si bien hay clases especiales de escuelas para los sordos y los que padecen disminución auditiva, o que estén afectados de motricidad deficiente o tengan dificultad de aprendizaje. Esto no ocurre en España.
En educación, a todos se les trata por igual. En la Ley de Educación de Suecia, se establece que debe de haber igualdad para todos los niños, sin tener en cuenta su lugar de residencia en el país, y sea cual sea su discapacidad. Como hecho relevante y significativo tenemos que la proporción de las personas que terminan su educación secundaria es algo mayor entre los que tienen discapacidades que entre los que no las tienen. Debería hacernos pensar a todos los españoles. También es verdad que en educación superior se invierten los polos, pero va en aumento el número de estudiantes discapacitados que cursan estudios universitarios. Que envidia.
En bienestar social, Suecia ampara a todos sus habitantes por igual y tiene además programas especiales para el mundo de la discapacidad. Los discapacitados tienen derecho a la asistencia personal gratuita. El número de horas de dicha asistencia depende del grado de discapacidad, sin tener en cuenta otros motivos.
En el plano de accesibilidad tienen como norma que: “para que una sociedad ofrezca igualdad de condiciones a todos, prescindiendo de las discapacidades, es la facilidad de acceso”. Para ello tienen normas que aseguran el arreglo de: calles y lugares públicos, edificios públicos, tiendas, restaurantes y transporte colectivo. Así, todas las personas pueden utilizar las calles y lugares públicos. Se puede observar que no se hace distinción por su condición o no de discapacitado. Todas las personas.
Lo que si llama poderosamente la atención del que escribe, son las ayudas y servicios en el plano de la vivienda. Si un discapacitado tiene vivienda propia y desea seguir viviendo en la misma pero no tiene las condiciones adecuadas, puede solicitar un subsidio municipal para modificar su casa. Estas ayudas van desde la eliminación de umbrales, disposición de rieles de apoyo, ampliación de puertas o instalación de abrepuertas automáticos y ascensores especiales. Para aquellas personas que necesitan un apoyo extraordinario, se les concede una vivienda colectiva donde personal especializado presta su servicio durante las 24 horas del día. Las viviendas colectivas son apartamentos donde se pueden compartir determinados servicios. Otro modo es la vivienda asistida. En este tipo de vivienda el inquilino discapacitado habita en su propio apartamento con total independencia y además cuenta con una gran ventaja: puede llamar al personal de servicio a cualquier hora. También se cuenta con los hogares familiares especiales, para personas con discapacidad funcional. En estos hogares los niños pueden vivir con otra familia durante un cierto período de tiempo.
Viajar por España y comprobar como cientos de pueblos no han realizado ni una sola adaptación para la gente de iguales pero distintos, es deprimente y muy preocupante, pues la falta de acceso significa que la gente con discapacidades funcionales no tiene las mismas oportunidades que otros de participar en la vida comunitaria. Suecia y otros países están luchando para superar esa limitación y para ello sus gobiernos cooperan con entidades y organizaciones que luchan por el mundo de la discapacidad. En definitiva, luchan para que el mundo de la discapacidad tengan iguales oportunidades y participen plenamente en la vida comunitaria.
Nos situamos en España, concretamente en la capital. El CERMI Comunidad de Madrid, estuvo organizando durante unos meses el “Tour de la Discapacidad”, en dicho Tour, los políticos debían de comprobar sobre el terreno las dificultades con que se encuentran las personas con discapacidad en su día a día en la calle. Fueron 22 los políticos invitados, solo cuatro confirmaron su asistencia. El Tour naturalmente fue suspendido. En palabras del comité:”Para el comité, "es descorazonador que, ante la sociedad, los políticos hablen y hablen de la solidaridad, de las ayudas al sector, del apoyo constante a la discapacidad y, ante una invitación no exenta de cierto tono lúdico, al final se hayan borrado casi todos de la lista".
Esta es nuestra clase política, salvo honrosas excepciones. ¡Que lejos estamos de Suecia! Muchos podrán decir que son muy pocos millones de habitantes y tienen más para repartir. También podrían haber elegido ignorar a los discapacitados, pero no, eligieron el camino correcto, el camino de la inclusión, el camino de la igualdad.