jueves, 6 de julio de 2017

LA INCLUSIÓN SOCIAL, UN TRABAJO DE TODOS



Son muchas las asociaciones que trabajan, desde distintos puntos de vista, para encontrar aquel que les lleve a la participación e inclusión, plena y efectiva en la sociedad, de las personas con discapacidad. Inclusión reconocida en el Artículo 3 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas y que fue ratificada por España en 2008.


Desde el movimiento asociativo de la discapacidad se trabaja, con gran esfuerzo y sacrificio, desde hace muchos años, para que los tratados y leyes promulgados a favor de la discapacidad se cumplan y así, el colectivo logre lo antes posible la plena inclusión social tan anhelada.


El camino está siendo largo y laborioso ya que muchos países no se toman muy en serio los principios y normas de Derechos Humanos de las Naciones Unidas hacia las personas con discapacidad. 
   

Se han realizado muchas cosas: en educación, transporte, ocio, empleo, salud, accesibilidad, inclusión… etc., pero, exagerando un poco, todo junto no llega a una gota de agua lanzada al mar.
  

Todo, todo lo que se logra en el ámbito de la discapacidad, es producto de la tenacidad, lucha constante, mucho sacrificio, voluntad sin límites de todas las personas con algún tipo de discapacidad, también de las familias, amigos y voluntarios. No importa, como decía antes, que el camino sea largo y en él encuentren más sombras que luces, más “fracasos” que triunfos. Pasito a pasito van logrando que todos los países que en su día firmaron los tratados al respecto, se pongan de acuerdo y los cumplan, que todas las administraciones públicas se muevan en una misma dirección; aquí en España cada pueblo, ciudad, comunidad, tiene sus propias reglas y así, es imposible hallar el punto de encuentro para llegar, aunque sea tímidamente, hacia la inclusión total.


Los logros en la inclusión se vienen consiguiendo a través del trabajo realizado por asociaciones, organizaciones, empresas y personas preocupadas por el colectivo de la discapacidad, no especialmente por las administraciones públicas, éstas, suelen contemplar el trabajo realizado por las anteriores y siempre van por detrás de las demandas de la sociedad.


El ocio, una actividad imprescindible para las personas normalizadas, los es aún mucho más para las personas con movilidad reducida. Es genial, por ejemplo, que haya organizaciones dentro de la Universidad que expliquen a los alumnos el concepto de “inclusión a través del ocio” y estén desarrollando herramientas que articulen la inclusión-ocio para todas las personas con discapacidad. Esto supone un gran avance para este colectivo, pues realmente ni tan siquiera disponen de espacio para el ocio y si lo tienen, jamás es inclusivo, lo realizan por “parcelas”, cada tipo de discapacidad por separado, nunca con personas normalizadas, que sería lo deseable. Al respecto, citar una Asociación que está realizando un trabajo ejemplar referido a la inclusión: Asociación de personas con Discapacidad COCEMFE MAESTRAT y su CLUB BAMESAD. Sus actividades son totalmente inclusivas. Este curso ha realizado su Primer Campeonato Inclusivo de Tenis de Mesa, partidos de Baloncesto en Silla de Ruedas y en su agenda tiene previsto otra clase de actividades inclusivas que muy pronto pondrá en marcha. Hay que apuntar que en estas actividades todos aprenden, discapacitados y no discapacitados y todos se divierten, hacen amigos, aumentan su autoestima, principalmente los discapacitados y sin ninguna duda, es una manera muy eficaz y didáctica de encontrar el camino hacia la inclusión.


Felicitar a todas las organizaciones por su esfuerzo en una labor tan digna como es la de dar cabida a realidades diferentes -como es el caso de las personas con discapacidad dentro de la Universidad- y desarrollar una amplia labor con entidades del ocio e instituciones de la discapacidad para formar en este binomio. Ojalá que las administraciones públicas aprendan que el ocio compartido posibilita asumir el respeto a la diferencia y que vivir experiencias de ocio con personas diferentes, sienta las bases para una sociedad plural, diversa, apoyada en los derechos para todos.


Citar, brevemente, tres pilares básicos y fundamentales para el desarrollo personal del colectivo: trabajo, educación y salud.
 

Son aún pocas las empresas, que eligen trabajadores discapacitados a  pesar de que desde el Estado se les conceden ayudas económicas por incluir  en su plantilla a personas de este colectivo. Es verdad que existen empresas que saben que con los apoyos adecuados, las personas con discapacidad pueden desarrollar todo su potencial y se preocupan de ofrecerles apoyo en: formación, proceso de inserción, formación prelaboral, autonomía personal, formación en el propio puesto de trabajo, igualdad de género, etc. Como todo lo referido a la discapacidad, más sombras que luces. Nunca se marca una línea que de verdad ayude a este colectivo a encontrar aquello que ansía: su inclusión en la sociedad.
   

Hablar de inclusión social es hablar de mejorar las condiciones de vida de las personas y grupos que más sufren, los más desfavorecidos, también de mejorar sus capacidades, oportunidades y ante todo su dignidad.


He citado uno de los pilares básicos: la situación laboral. Quedan otros dos:   la educación y la salud.


Si hablamos de educación, los datos que nos aporta la UNESCO son escalofriantes: “La UNESCO estima que alrededor de 40 de los 115 millones de niños y niñas que están fuera de la escuela en el mundo tengan alguna discapacidad. Y que solamente el 2% de los niños y niñas en esta situación consiguen concluir sus estudios. La tasa mundial de alfabetización de personas adultas con discapacidad llega apenas al 3%, y al 1% en el caso de las mujeres con discapacidad. No es necesario aportar más información al respecto, solo, eso sí, concluir diciendo que la discapacidad también necesita justicia e igualdad.


Por último, unos breves apuntes sobre la salud de las personas con discapacidad.


Según datos de la OMS, más de mil millones de personas viven en todo el mundo con alguna forma de discapacidad; de ellas, casi 200 millones experimentan dificultades considerables en su funcionamiento. En los años futuros, la discapacidad será un motivo de preocupación aún mayor, pues su número va en aumento. También nos dice que las personas con discapacidad tienen más problemas a la hora de recibir atención médica.


Por todo lo dicho, es preciso que todos los gobiernos del mundo se pongan de acuerdo para realizar políticas y programas que mejoren las vidas de las personas con discapacidad. También la sociedad en general debería comprometerse de manera activa y ejemplar, buscando con su compromiso, un mundo inclusivo en el que TODOS podamos vivir una vida más cómoda y digna. 


Concluyo con la cita de un nativo americano: “Alguien hizo un circulo para dejarme fuera y yo hice uno más grande para incluirnos a todos”.

De esto se trata, de que cada ciudadano en su pensamiento, en su corazón y forma de actuar, construya círculos grandes donde todos estemos incluidos con los mismos derechos en igualdad y justicia.


                           Rafael Mingo Solís

                                      Licenciado en Ciencias de la Educación Física y el
                                      Deporte. 
                                

                                     Voluntario de la Asociación de Personas con
                                     Discapacidad COCEMFE MAESTRAT y su Sección
                                     Deportiva BAMESAD

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