Rafael Mingo
Si, como yo, eres entrenador de personas discapacitadas y asistes a una Fiesta del Deporte donde se entregan los premios a los mejores deportistas del año de una localidad, comienzas a darle vueltas a la cabeza y te haces múltiples preguntas. ¿Son justos aquellos que han de elegir al mejor deportista del año de la localidad?, ¿han reflexionado sobre el deporte adaptado y los deportistas adaptados?, ¿saben realmente qué hacen estos deportistas?, ¿ninguno de ellos es merecedor de alguna distinción?
Dicho con cierta ironía, el deporte adaptado seguramente sea el menos valorado pese a ser el que más dificultades tiene a la hora de ser practicado y, posiblemente también, estos deportistas sean los que más esfuerzo hagan para vencer las grandes dificultades de sus características intrínsecas.
Son, sin lugar a dudas un ejemplo para los convencionales, una lección magistral de modelo de vida. Rompen a menudo sus propios límites, mostrando la gran fortaleza mental que tienen para realizar deporte a pesar de sus discapacidades. Destacan por su lucha por mejorar sus marcas día a día y se conforman con dejar en buen lugar a su club. Realizan, además de un gran esfuerzo físico, un gran esfuerzo emocional y casi siempre, económico.
El deporte significa disciplina, compromiso, superación y esfuerzo y si en algún sitio se ven reflejadas estas características es en los deportes adaptados. Aquí, en Vinaròs, tenemos un plantel de deportistas adaptados muy numeroso e importante. Importante por su compromiso con el club, por sus logros, por su superación, por su coraje y por su sacrificio.
El talento es la capacidad para desempeñar o ejercer una actividad. Se puede considerar como un potencial. Lo es en el sentido de que una persona dispone de una serie de características o aptitudes, incluidos los discapacitados, que pueden llegar a desarrollarse en función de las diversas variables que se puedan encontrar en su camino. Ellos, los deportistas discapacitados en general, poseen un gran talento que adquieren a través del entrenamiento y, a veces, ya lo tienen de manera natural. Esto, son pocos los “normales” capaces de reconocerlo o entenderlo.
Es un orgullo poder apoyar a los deportistas discapacitados que luchan cada día por alcanzar sus objetivos, ellos inspiran a seguir adelante para conquistar nuevas metas y seguir creyendo en su fuerza y en su superación para que un día, no muy lejano, sean capaces de romper las numerosas barreras que una sociedad llena de prejuicios hacia los diferentes, les plantea.
Es un orgullo trabajar con vosotros, discapacitados, pero que con optimismo, inmensa dignidad y muchas adversidades, lucháis para conquistar vuestros derechos y que sin duda alguna, vais ganando la batalla. Sois una lección de vida. Escribir una página en vuestro libro de aventuras y conquistas, es todo un honor.